lunes, 31 de diciembre de 2012

Lo mejor está por llegar.


No sé que le habrá hecho el 2012 al resto de los mortales, el caso es que todo el mundo está deseando que acabe, menos yo. Porque ha sido un gran año para mi, ya que si nos ponemos a echar cuentas, ya me tocaba.
Pero a pesar de no haber conocido al hombre de mi vida, de no hacerme multimillonaria, y continuar con días interminables de estudio que hacen que todo se vuelva horrible, 2012 ha sido un año de cambios, de echar de más, de abrir nuevas puertas, y cerrar viejas ventanas, el año en el que sobrepasé la veintena, en el que todo cambió, en el que crecí en muchos aspectos de mi vida, un año, que como todos ha tenido sus sonrisas y sus lágrimas, pero muchas más de las primeras.
El año en el que el desastre de tu vida desapareció hasta nuevo aviso, en el que volviste a querer –a ratos-. En el que continuaste olvidando, porque nunca se deja de olvidar, lo que implica también recordar de vez en cuando. Los amores se quedaron en todas esas estaciones del sur del país, y yo decidí volver sola, y no enamorarme, aún.
El año en el que te diste cuenta que la vida no es lo que quieres, sino lo que tienes, y que solo se puede llegar a ser realmente feliz cuando miras a tu alrededor y consigues sonreír. Por la suerte de tener una familia enormemente maravillosa, por tener un ángel de la guarda que me cuida allá donde vaya y por tener en tierra a mis cuatro ángeles, los que hacen que siempre quiera volver. Por estar enamorada de lo que hago a pesar de que toda recompensa requiere su esfuerzo. Por permitirme el lujo de vivir entre mi lugar favorito universal y esa ciudad que no siempre es gris. Por poder escapar cuando quiero, y que siempre haya alguien esperándome, siempre. Suertuda por poder ir y venir, por tener salud, y suerte, mucha suerte, aunque a veces se me escape un poco de las manos. Suertuda de que en los tiempos que corren no me de cuenta de lo que en realidad está ocurriendo, de que son tiempos difíciles para los soñadores, pero yo sigo soñando.
Y seguiré haciéndolo en 2013, y 2014 y todos los años que me queden por vivir. Y se que con el tiempo volver a confiar, creeré que la vida no es tan puta como me la pintaste, que hay gente maravillosa, que el amor existe y aparecerá cuando tenga que hacerlo, que acabaré de perdonar y así por fin olvidar. Y no tropezaré con la misma piedra por cuarta vez, lo prometo. Ya no queda hueco para lo viejo, y se que hay miles de cosas que descubrir ahí fuera y muchos ojos a los que besar hasta que te hagan volar.
                “Si estás dispuesto a incorporar profundamente lo que aprendas, deberás animarte a veces a vaciar tu taza, tendrás que abandonar lo que llenaba tu mente, será necesario estar dispuesto a dejar lo conocido sin siquiera saber qué ocupará su lugar.

Solo pido que el próximo año se quede con lo bueno 2012 y lo nuevo de 2013, que no nos falte salud, ni suerte, y a ratos, amor, porque todos necesitamos querer de vez en cuando, pero yo me conformo con seguir a mi lado con todas esas personas que le dan sentido a todo esto, con las suertes de mi vida, con seguir sonriendo, bailando por los pasillos, y saboreando cada momento sabiendo que es único e irrepetible. Al igual que este año. 
Así que lo último que me queda es dar las GRACIAS  a todos los que lo han hecho posible, porque está claro que sin ellos, yo no.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Mi guión con argumento, mi cuento pero sin hadas.

Sigo pensando que todos tenemos un amor en nuestras vidas, que nacemos con ese derecho, y con esa necesidad. Hay personas que lo encuentran bien pronto, y otras que tardan años, incluso otras que lo dan por perdido y dejan de buscarlo, resignándose a estar solos para siempre. Pero nadie quiere estar solo.
En ocasiones hay gente que lo encuentra y no lo quiere, y otros que se vuelven locos, y acaban muriendo de amor como Romeo y Julieta.
El caso es que primero nos hicieron creernos todas esas patochadas de princesas disney, y luego nos hicieron creer que no, que es mentira.
Sea mentira o no todos tenemos unos ojos que nos dejan sin respiración, que te hacen volar con una caricia sin salir de aquella habitación, que te hacen querer con el corazón y con lo que no es el corazón. De los que te vuelves loca, y crees que vas a estallar de felicidad. Pero esos siempre son los más difíciles, en los que si cruzas la linea todo se rompe en tantos pedazos que nunca vuelve a ser igual, y si te quedas corto, te quedas sin esos ojos y además, sin respiración.

Yo soy de las que no quiere que tú seas el amor de mi vida, pensar que tus ojos sean los únicos que me corten la respiración mientras que tu no te acuerdas ni de que color son los míos me hace buscar mil amores en todos esos andenes que ahora recuerdo tan extraños. Que alguien como tú no es alguien para mí. Y aunque a ratos cambiaría el final, -no habría ni gritos ni despedidas, ni besos que se quedaron en el aire, ni todo lo que no vino después-, quizás todo hubiese sido mejor, pero yo no sonreiría como sonrío ahora que no estás. Pero es imposible cambiar la historia. Tan imposible  como que algún día me cruce contigo por la calle y no se me suba el corazón a la garganta. Tan imposible como olvidar todo lo que fuimos y lo que dejamos de ser.
Pero sin embargo, me niego a pensar que el amor no existe y que solo es una estupidez mas que nos han hecho creer, porque existe, y yo lo he visto. Solo hay que dejar que las cosas sucedan, cada una a su tiempo.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Tú estarás mirando en otro lado y yo, yo soplando velas en tu honor.

Como jode volver siempre al principio. A veces parece que es mas fácil dejar de ir a contracorriente, de volver a empezar todos esos círculos cerrados, y rendirse a la evidencia de que lo que yo quiero solo me lo puedes dar tú. Y de una vez por todas dejar de temblar cuando te tenga a dos puertas de distancia, o quien sabe, temblar aún más. Rendirme a la certeza de que fue inútil luchar contra todos esos fantasmas porque siempre acaban llegando restos del naufragio a la orilla. Es como si la vida no parase de poner casualidades en el camino. O a lo mejor es que me he vuelto tan sumamente loca por ti que las casualidades en realidad son causalidades y no al revés, y que ahora que estoy dispuesta a regalarte todas las sonrisas del mundo no pueda, porque quizás tu me estés buscando en otras sonrisas, o simplemente no me hayas encontrado.
Quizás solo quede aguantar con el corazón en un puño, cantarte a voz en grite que te estaré guardando un lugar por si apareces
Y mientras mi cabeza da por sentado que ha perdido la poca cuerda que le quedaba, el corazón late ansioso, ruborizándose al escuchar tu nombre, chirriando en los momentos mas inoportunos, recordándome lo que un día no fuimos, preguntándome que fue de aquel beso que no te di el día que aquella bomba nuclear me estalló en las manos y de la cual aún estoy recogiendo los pedazos.
E intento saber porque cojones no puede volver a latir como hace el resto del universo, porque no dejas de aparecer y desaparecer aún estando a kilómetros de besos, de empujarme al vacío, y mientras yo sigo saltando, pero tu no estás. Y esto es un suicidio en toda regla, un kamikaze, una inmolación por voluntad propia, y mi cabeza me grita que huya, en dirección opuesta con la quinta marcha, y sin espejo retrovisor.
Pero mi corazón sigue por ahí suelto, buscando-te, esperando-te.
No quiero quererte, ni esperarte, ni buscarte, ni recordarte.
Solo quiero que al fin termine de acabar.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Ojos que no ven...

Fíjate si hay que ser valiente para decir un "te echo de menos". Cuantas veces nos atragantamos con las palabras que no dijimos el día del naufragio. Cuantos amores se quedaron en imposibles por no gritar un te quiero a tiempo, o por no mandar a la mierda el universo con sus lógicas que pierden todo su fundamento cuando tropiezas de repente con su sonrisa. Las guerras que perdimos por no fijar una tregua entre nuestros dedos, por no retroceder, o en su defecto avanzar y comerte a besos. Como nos repetimos veces y veces el "si me quiere me buscará", aunque sabes que si por mi fuese nunca te hubiese perdido.
Pero el orgullo, los celos, las inseguridades y los miedos, se encargan de mover el mundo, de alejarme a kilómetros de ti y de recordarme porque no quise volver a volar sobre dos ruedas.
Solo quedan los restos de aquel amor que cambiamos por orgullo, -Tú por querer ser de todas y yo por quererte solo para mi-. Y me imagino como será tu vida a dos mil kilómetros de esta gasolinera, pensando en si estarás cogiendo todos esos aviones, en cuantas camas habrás visitado, si en las paredes de allá donde estés estará pintado mi nombre, si me habrás olvidado como yo no hice.

Pero me canso. Me canso de echarte de más y luego de menos, y luego otra vez de más. Me canso de quererte, de esperar que vuelvas. Me canso de volver al principio, de que seas tú y no quien yo quiero que sea. Me canso de que al final todo sea catastrófico, de que atraigas los relámpagos. De pensar que esto es verdad, cuando en el fondo es una gran mentira que yo misma he decidido creer para pensar que es mejor lo malo conocido, para creer que eres el amor de mi vida.
Pero el amor es mucho mas que todo esto. Y no quiero esta mierda, en serio, no la quiero. No te quiero, no nos quiero. Y si tengo que romper a patadas todos esos circulos cerrados los romperé, y si no tengo que verte en siglos, mejor. Hasta que pase la tormenta.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Así que cuídame, es decir, cuídate.

Al final siempre llega Diciembre. Y todos esos muros que construí, todos los parches que pegué mientras intentaba sobrevivir empiezan a venirse a bajo, a despegarse. Y los recuerdos comienzan a salir a la superficie, sin que nada los pare y con unas ansias locas de salir a flote, y cuando mas a flote salen ellos mas me hundo yo. Y cojo esa salida cientodieciocho de vuelta a casa, pensando que allí seré inmune a los recuerdos, y a ti. Pensando que nadie gritará en el desierto tu nombre, que aquí no nos quedan recuerdos, aquí no estás tú. Pero CREO que te pertenezco y que me perteneces de una manera que aún no se escribir, y eso me asusta más que tú. Más que bajar las escaleras un viernes cualquiera y que de repente aparezcas tú. Más que llegues con tu mirada, que me atravieses y a la mierda el autocontrol. Mucho más que pensar que esas mas de quinientas noches que perdí tratando de olvidarte no hayan servido de nada. A veces pienso que me faltó declararte la guerra oficialmente, nada de treguas ni reconciliaciones. Y es verdad que nunca me dio esperanzas, pero tampoco me las quitó, y os puedo asegurar que eso duele más, mucho más. Y aunque mis certezas momentáneas indicaban que estabas mas que olvidado, el jodido corazón aparece las noches de alcohol y humo para recordarme que sigues ahí dentro, quizás porque no encontraste la salida, o puede ser, que yo las cerrara todas, para que no salieses, por si algún día decidías volver. Y creo que el problema reside en que no pienso en ti, sino, en ti conmigo, en nosotros, y eso, lo de pensar en algo imposible es como pretender olvidar algo que no existe. Quizás sea necesario despojarse de las dudas y de los miedos, coger carrerilla, y decirte a la cara todas esos por qué que aunque no me quiten el sueño, no se van. Y quizás solo nos quede rendirnos a la evidencia de que el vértigo es solo una excusa para no aceptar que la caída es lo único que nos puede salvar.

viernes, 30 de noviembre de 2012

Es mucho mas bonito que te digan "te quiero" a tener que imaginártelo.

Es cierto eso de que todos tenemos algo que callar. Algo por lo que nos mordemos la lengua. Por miedo a las consecuencias, al después del después, por orgullo, pesimismo o falta de confianza en lanzarte al vacio sin paracaídas. Pero llegan ciertos días, horas, o noches en las que esas palabras queman en la garganta, y pican dentro, muy dentro. Y por una milésima de segundo serías capaz de correr dos mil kilómetros para poder gritar todo aquello que no dijiste por pensar que no tenías derecho a ello, que diste por supuesto que las cosas estaban dichas, y no es así. Pero en dos milésimas de segundo dejas de correr, y a medio camino niegas y reniegas que alguien que protagonizó el mayor desastre de tu vida pueda ser el amor de la misma. Que nadie lo entendería, pero tu mucho menos. Simplemente decir esas palabras que no te dejan avanzar podrían ser la solución a todos tus problemas, podrías darte cuenta de que los borrones y cuentas nuevas son necesarios, y tener el valor que si a el algún día se le ocurre poner dos puntos detrás del punto final, tu seas capaz de borrarlos. Y a pesar de que tantos días son muchos días para que vuelva, a pesar de que el desastre de tu vida está a años luz y a pesar de no ser el último, fue el final del antes y el principio del después. Ahora ya no es nada, quizás un recuerdo, cuatro palabras bonitas, y la sonrisa que sale a flote los días mas grises. Los días borran los recuerdos, los besos nuevos borran los viejos, y esa foto que cuelga de la pared de tu habitación es la única que te recuerda porque no te volviste a enamorar. Y aunque hace mas de unos cuantos meses te echaba de menos, ahora te echo de más, que la distancia no duele, al contrario, es necesaria.
Y si algún día fuese capaz de explicar todo lo que siento, te lo escupiría a la cara y después saldría corriendo, para escaparme de ti, para que no me puedas convencer de nada, y después de eso, ya no arda. Ni cenizas, ni fuego. El después del después. Pero no hay años que sirvan para encubrir las palabras que no se dijeron nunca.

martes, 27 de noviembre de 2012

Es un secreto. No se lo digas a nadie.

Con un poco de suerte esta noche veremos nevar. Las calles dejarán de ser grises para volverse blancas. Y a 27 de Noviembre apuntas otro tanto fallido en tu historial amoroso. Y entonces recuerdas porque decidiste no volver a enamorarte desde aquel Marzo que no paro de llover.
A pesar de los fracasos amorosos, de las miradas furtivas, de las dudas infinitas, y de que tu corazón esté de vacaciones, los días te han demostrado que el equilibrio no es imposible. Y tras noches pérdidas, vuelcos de estómago por tu miedo a las alturas, y algunas veces de corazón, por fin tocaste tierra. Y los días nublados también tienen sus momentos mágicos.

Desde hace mucho tiempo no necesitabas tan poco para ser feliz.
Y ahora lo eres.
Así que disfrútalo pequeña, y no se lo digas a nadie, que el mundo se mueve por la envidia, y en cuanto lo grites, te la quitan.

martes, 20 de noviembre de 2012

Nos faltaron razones y nos sobraron los motivos.

Con el tiempo he aprendido a callar los sentimientos. A decir que no, cuando en realidad cada célula de tu cuerpo dice que si. A anular casi por completo al corazón. Dejé de pasar por puentes, ahora los esquivo, por si en algún momento me da por saltar y a la mierda con el autocontrol. Guardé ese cuaderno y esas palabras donde nadie pudiese leerlas, solo yo y mis ganas de autodestrucción en momentos puntuales de días rojos. Después de tantos días grises ya te dan igual del color que sean.
Me han anulado, y me han reprochado que no me haya vuelto a enamorar. He intentado coger autobuses a kilómetros de distancia, y una vez allí me han intentado secuestrar, pero siempre me he ido por si me volvía a enamorar. Siempre tenía los días contados. No quería distancias, compromisos, ni noches que se alargasen hasta el día siguiente. Decidí no volver a enamorarme, si no que me enamorasen. Pero los príncipes del siglo XXI llegan siempre demasiado tarde. Ahora espero todos esos trenes, y cuando pasan, ya no los quiero coger. Me gustan mis rarezas. Y ya no sé si creo mas en la casualidad o en la causalidad. El caso es que hoy me apetece desempolvar todos esos recuerdos, volver años atrás cuando las apuestas acababan en besos, cuando creía que sabía del amor, y no sabía nada.
Ahora sé algo más que entonces. Pero volver a aquel invierno me sigue helando la sangre. Los recuerdos salen a flote cuando menos me lo espero, y nos los recordaba así. Ya no es como antes. Claro que no. Pero necesito un final para confiar en que puedo crear todos esos principios.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Domingo.

Todo el mundo odia los Domingos, se pasan los minutos repitiendo que mañana es lunes, y que que rápido se acaba lo bueno.
Hoy es un Domingo de esos de los que no apetece salir de casa, del café caliente a las 5p.m. rodeada de mantas, de pelis de amor en los que solo los tontos se enamoran y de no saber ni la hora que es ahí fuera. Pero de repente te dan ganas de ponerte ese jersey rojo que te esta tres tallas granes, esos tenis que tenías olvidados al fondo del armario y salir a respirar el aire de Domingo. Si algo te gustó siempre de esta ciudad es su color entre gris y marrón mezclado con ese fondo blanco responsable de que se te hielen hasta los pensamientos. Andar por esas calles para espantar a los fantasmas, y durante media hora, desapareces.
Suficiente para darte cuenta de lo que te gustan los Domingos.
Y si te paras a pensar, nos pasamos mas tiempo llorando por lo que no tenemos que riendo por lo que sí. Guardamos todos esos rencores y odios que lo único que hacen es quemarnos por dentro. Maldecimos nuestra suerte, y ella nos maldice a nosotros. Soñamos con escapar de nosotros mismos. Y sollozamos, y gritamos que no es justo. Nos levantamos cada día esperando lo nuevo, lo inesperado, la suerte.
Pero no es hasta el Domingo que en mitad de esa calle te das de bruces con la realidad que no tuviste tiempo de ver el resto de la semana, estabas demasiado ocupada maldiciendo lo que no tienes. Y de repente te ríes, y te preguntas que ¿de qué mierda te quejas? Si alguna vez me hubiesen preguntado como me gustaría que fuese mi vida, la dejaría tal como está, porque tengo más de lo que puedo desear. Y de qué vale esperar si ya no puedes abarcar mas. Si nos preocupásemos un poquito mas en cuidar lo que tenemos y en querer lo que nos ha tocado, nos daríamos cuenta, que en lugar de maldecir a gritos, y dar las gracias en susurros debería ser al revés. Y si dejases de esperar, te darías cuenta lo bonito que es contar cuantas sonrisas se te escapan al día, y ya te aviso que son miles. A tus ventiuna primaveras puedes darte cuenta de que la vida te ha dado mucho mas de lo que te ha quitado, que menos es más, y hay cosas que es mejor perder. Que todo va y viene, y ya sabes que el "para siempre" no existe y nunca digas nunca, porque te tragarás tus palabras a patadas. Que todo pasa, pero también todo llega. Y cuando seas capaz de entender eso, cuando te falten manos para contar a todos tus ángeles, te darás cuenta de que gracias a los Domingos, existen los Lunes, y gracias a los Lunes, todo lo demás.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Lo imposible solo tarda un poco más.

Siempre recurrimos a ese "es imposible" cada vez que nos enfrentamos a las adversidades. Si nos paramos a pensar las veces que hemos dicho, "es imposible" perderíamos la poca cordura que nos queda.
Imposible era pensar que la gente perdería su vida por no poder pagarla. Imposible creer que la gente rebuscase en la basura para llevarse algo a la boca. Era imposible pensar que todo se volviese gris.
Y tú, tu también te creíste imposible. Era imposible que aquel corazón volviese a latir, y lo hizo. Era imposible que aquellos ojos verdes amaneciesen al otro lado de la cama, y pasó. Era imposible sobrevivir a aquel primer año, y lo hiciste, como igual de imposible pensabas que iba a ser aguantar mas de unos días fuera de CASA, y mírate, ya llevas casi cuatro años.
Quizás deberíamos dejar de hablar de imposibles, y en caso de no poder mordernos la lengua, hablar de improbables.
Pero si algo has aprendido de todos esos muros contra los que has chocado, es que no hay nada que sea imposible, sólo que tener el coraje suficiente para enfrentarte a ello supone que no todo sea de color de rosa, porque sabes que vas a llorar, y decides autoconvencerte pensando que es imposible. Pero sabes que no. Y es que todo tiene su momento, y su lugar, que llegará un día en que perderás tanto la cabeza por alguien que los imposibles serán posibles. Llegará un día en que te des cuenta del poder que tienes de hacer posibles lo imposibles. Porque lo imposible, solo tarda un poco más.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Aunque no te pueda ver.

Aún recuerdo como hace tres años volvías a casa después de clase, como cualquier dia normal. Sin saber que al abrir esa puerta iba a dejar de ser normal, que el simple hecho de ver a tus hermanos llorando al final del pasillo hizo que tu mundo cambiase en una milésima de segundo. Y aún recuerdo como te metiste en tu cuarto y te escondiste en esa esquina rogando, pidiendo y gritando que todo fuese una broma macabra.
Pero no lo era. Y a tu ángel de la guarda, se le apagó la luz. Esa mañana del 12 de Noviembre de 2009 sus pulmones decidieron dejar de respirar, su corazón de latir, y sus ojos se cerraron sin dejar que viese sus ochenta y cinco primaveras.
Y entonces todo cambió.
Ya han pasado 3 años. 1096 días. Y quizás sea que hoy es doce, o que todos los días doce tienen ese no se qué de echar de menos, de que se te salten las lágrimas y los recuerdos. Pero el caso, es que hoy arde, duele, quema, pica, y desgarra. Quizás porque esta maldita ciudad me tiene atrapada, porque es el peor Lunes de mi vida, o porque en realidad debería estar en CASA, con mis ojos grises favoritos. Será que aún me quema aquel "te quiero" que no te dije a tiempo. Será que no llegué a tiempo a la despedida, y no pude contarte todo lo que te iba a echar de menos. Y ahora te echo mas de menos que nunca. Cuesta entender como el mundo puede seguir girando sin ti. Cuesta entender porqué te fuiste. Vuelve. Vuelve. Vuelve.
Ya han pasado tres años, pero solo porque lo dice el calendario y porque los relojes nunca dejan de dar la hora. Pero no hay un solo día que al tocar ese timbre una parte de mi espere escuchar tu respiración al otro lado de la puerta, que la abras, y seas tu. Tú y tu sonrisa. Porque no sabes como la necesito.
Ahora eres nuestro ángel, mi ángel. Nuestro ejemplo a seguir, el camino que nos dejaste marcado con cada uno de tus actos, de tus palabras.

Y lo sé. Sé que sigues estando. Aunque no te pueda ver.
Te quiero.

domingo, 4 de noviembre de 2012


Si nos paramos a pensar, las personas, nos pasamos la mitad del tiempo recordando, la mitad de la otra mitad esperando, y el resto, intentando sobrevivir.
Recuerdas tu primer día de cole, tus amigos de la infancia, los profesores que te hicieron la vida imposible, recuerdas las tardes perdidas en aquellos bancos que ahora son rojos. Recuerdas como un día hiciste la maleta y te fuiste a 200 kilómetros de CASA, a empezar de cero, recuerdas como costó empezar de cero, recuerdas las noches de vodka y ron, de caladas de felicidad y de vuelta a casa con los tacones en la mano, recuerdas que fácil era volver, y que difícil irse. Recuerdas la despedida de tú ángel de la guarda, y esas doce rosas y aquella carta. Recuerdas esos ojos que ya no sabes de qué color son porque hace meses que los perdiste, y también recuerdas como te hicieron perder la cabeza, y querer hasta que doliesen los huesos. Como después sentiste dolor en partes del cuerpo que ni si quiera sabías que existían. Recuerdas las mentiras. Y como esperaste, y esperaste, una disculpa, un beso, un “olvídame tú que yo no puedo”. Y después sobreviviste. Recuerdas ese verano, con el corazón recuperado y ansioso por latir, recuerdas como aparecieron aquellos ojos en mitad de tanto humo y alcohol, y como tu perdiste la cabeza en dos milésimas de segundo, las suficientes para robarle un beso y que él te robase Septiembre. Y como saltaste al vacío por él, o de cómo él escaló rocas por ti. Nunca nadie se había jugado así la piel por tí. Literalmente. Y recuerdas aquella noche en la que, como cada cuatro años, la luna se rebeló y fue azul, y como tu vida estaba al borde del acantilado, sabiendo que si caías, caíais los dos. Y recuerdas como no podías dejar de sonreír. Y aunque los fantasmas del pasado siempre se hacían hueco por aparecer, llegaste a la conclusión de que la vida sería imposible si todo se recordase, que el secreto está en elegir lo que debe olvidarse. Como imposible era aquello de “para siempre”, porque ya dijimos que era demasiado tiempo. Y aunque llegó Octubre para jodernos, llegarán los recuerdos para empeorar Noviembre. Y aunque lo malo de los besos es que crean adicción, lo bueno de los años es que siempre quieres volver, volver al principio.
De repente dejas de recordar, y comienzas a esperar, y esperas. Espera.  Un poco más. Hasta que desesperas. Y entonces, es cuando comienzas a sobrevivir. Hasta que te salvan. Siempre te salvan.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Veintidós.

Quizás sea que ya ha llegado el maldito Noviembre, o es que cada vez queda menos para que sea doce. O quizás sean las reuniones familiares que me ponen tierna. El caso, es que hace diez o quince años nos volvíamos locos por días como hoy, la navidad, los reyes y los cumpleaños eran los mejores días del año. Esos días en que conseguíamos ser veintidós sonrisas. En los que abrir los regalos que habían traído los reyes era el momento con el que soñabas el resto de los 364 días del año.
Pero de repente llega Noviembre. Y ya no somos veintidós. Y las sonrisas se las llevaron los Reyes Magos, al igual que la ilusión al ver a tus padres colocar los regalos debajo del árbol. De repente te levantas y ya no crees en nada, ni en tu sombra, y comienzas a sentir esas miradas que matarían a cualquiera que se pusiese por delante, la frialdad, la distancia, el amor malgastado con los años, los comentarios de a ver quien acierta antes en la diana. Las bromas se convierten en verdades como puños, que arden. Y por un momento deseas que todo estalle, que la mierda salte por las nubes, que tu mundo no-perfecto, se convierta oficialmente en uno cualquiera.
Quizás crecer no sea tan buena idea. Quizás si Tú no te hubieses ido, esto no se nos habría ido de las manos. Volverían a brillar esos ojos grises, volverían los gritos de felicidad pura en el 1ºB. Llegaría Noviembre, y sería bonito. Éste echar de menos no quemaría hasta tal punto de hacerse insoportable, y esa carta sin respuesta que te llevaste no retumbaría en mis oídos. Quizás no nos hubiésemos hecho grandes. La inocencia, la sinceridad, la alegría, la franqueza, los sentimientos, seguirían estando ahí.
Lo digo porque ya perdí una vez, y no quiero dos.

sábado, 27 de octubre de 2012

Cuando piensas que no puedes mas, es cuando todo se ha acabado.

A todos nos han roto el corazón alguna vez. Alguna vez nos han matado los recuerdos, hemos pasado noches en vela llorando, desgarrándonos y pensando que no se puede llorar mas, hasta que vuelve a amanecer y te das cuenta de que sí. Todos hemos querido escapar, huir, desaparecer y hacernos invisibles. Hemos gritado de dolor hasta que nos sangrase la garganta, intentando espantar a todos esos fantasmas del pasado.
Hasta que de repente, te das cuenta que quemar todas esas fotos no van a borrar todos esos recuerdos que tienes pintados en el corazón, que esas calles no van a desaparecer por mas que evites pasar por ellas, que el corazón sigue latiendo, sobreviviendo y haciendo un esfuerzo por seguir adelante mientras que tu solo quieres volver a atrás, y pintar todos esos "¿y si?" en tu vida que ya no es vida. Así que decides pasar por encima de ellos, pisar esos recuerdos, aceptarlos y digerirlos, asumir que ese Noviembre, ese Marzo, y ese Septiembre son parte de esas 4 paredes donde ahora se rien de todo lo que te han visto pasar, de como intentaste gritar para que el mundo se parase y tu pudieras recomponerte, de como cuando cerrabas esa puerta te rompías en tantos cachitos que tu misma eras incapaz de volver a montar los Lunes por la mañana, de como quisiste, y dolió, y de como odiaste, y dolió aún mas. De como solo querías que acabase, de cualquier forma, pero que acabase, que olvidases definitivamente, que llegase ese momento en el que al acordarse de esa esquina, de esa gasolinera, de ese autobús, de esa esquina del bar, de ese beso en la mejilla mientras no paraba de llover, solo sintienses esa punzada de nostalgia, sin que quemase.
Sin que ardas, ni duela.
Es curioso el destino, ahora soy yo la que se ríe entre esas 4 paredes.

martes, 16 de octubre de 2012

Y a lo lejos suena un hit de Johnny Cash habla de amor verdadero condenado a lo imposible.

Cada vez cuesta mas hacer esa maleta verde. Hacer y deshacer. Y volver a empezar, y continuar, o parar. Cada vez tienes menos ganas de irte, y muchas menos de volver. Cuatro años han sido suficientes para querer escapar, reinventarte, y volver a huir igual que hiciste con los dieciocho recién cumplidos. Buscando aviones, descubriendo estaciones, y dejando besos a medias en andenes que ahora se antojan tan lejanos. El volver a esa casa de ventanas azules, volver a ese olor, y a esas calles que tienen tatuados nuestros recuerdos se hace imposible. Y huyes, con unos ojos que esperan en esa parada de autobús para concederte todos tus deseos, para enseñarte como el sol se esconde detrás de su espalda a pesar de ser Octubre. Pero vuelves, siempre vuelves, con cinco mil besos mas de los que te fuiste, con los ojos vidriosos, y la piel en carne viva.
Y en tu cabeza solo una frase que te haría retroceder el tiempo atrás como si de una cinta de cassette se tratara...
Y tu corazón... ¿Dónde dejaste tu corazón?

miércoles, 3 de octubre de 2012

Octubre.

El cielo estaba mas azul que nunca, y el calor apretaba como si de Julio se tratase, como dicen, ya llegó el veranillo de San Miguel. Y con el los kilómetros de distancia, los reencuentros, y un nuevo camino que se abre por delante en el que te falta mas ilusión que ganas. Volver a tu segunda casa nunca hizo darte cuenta de tantas cosas. Las prioridades han cambiado, y las personas también. Tienes más claro que nunca que tus cuatro ángeles siguen en tu lugar favorito universal. Que en Gr hay gente que ha aparecido de la nada, y otros que sigues sin saber muy bien donde están. Que el malomalísimo está a miles de kilómetros de distancia, y el buenobuenísimo solo a unos cientos. En una mano solo tienes una tregua firmada tras seiscientos y pico días del desastre de tu vida, y en la otra la duda de comprar esos billetes de autobús que resuman los mas de trescientos kilómetros a unos míseros milímetros que separen tu cuerpo del mio. Para cobrar todos esos besos regalados por mi veintiún cumpleaños. Para hacer que vuelva a ser Septiembre, que el principio no ha tenido fin, y que volvamos a encontrar esa forma de reírnos del mundo. Para que me sacudas los miedos y mis ganas de huir siempre hacia ninguna parte con tal de no hacerte daño.
Y si todos esos fantasmas desapareciesen me daría cuenta de que fácilmente podrías ser la suerte de mi vida, que ojos como los tuyos no se encuentran todos los días, pero cuando los miedos ganan el corazón, el muy cabrón, se hace pequeñito, y ocupa un segundo lugar, dejándose ganar y haciéndome perder. Poniéndome los pies de plomo, y haciendo que gane la razón, sin dejar ningún cabo suelto.
Pero esto consiste en no tener la certeza de que vaya a salir bien, en dejarte llevar por una puta vez y no ser la que coordina los latidos del dichoso corazón. Se trata de coger un autobús a trescientos cuarenta y siete kilómetros de distancia para escapar durante menos de cuarenta y ocho horas de tu mundo y que me enseñes el tuyo.

martes, 11 de septiembre de 2012

Habían pasado ya mas de las quinientas noches necesarias para olvidar desde aquel Marzo que no paro de llover. El malomalísimo desapareció del mundo, de mi mundo, quizás solo aparecía en esas ocasiones en las que una parte de tu cuerpo aún lo buscaba de reojo. Una historia que no tuvo ningún principio pero si un final, de esas que te dejan en la cuerda floja, de esas que te hunden hasta sentir dolo en partes del cuerpo que ni siquiera sabías que existían. Ahora esa historia está a años luz de tu sonrisa. Pero a veces aparece, titubeando, intentando hacerte recordar, haciendo que notes con las yemas de tus dedos todas esas cicatrices que ahora están mas que curadas, pero que ahí están. Como los recuerdos, como tu sonrisa y esa forma desafiante de buscar mis ojos cuando yo no quiero encontrar los tuyos. Ya no son tus ojos los que me quitan el sueño, ni tu risa, ni tu voz. La vida no es tan puta como tu me la pintaste. Y todos esos barcos de papel, naufragaron. Ahora llévatelos, en tu maleta, a miles de kilómetros de distancia.

domingo, 9 de septiembre de 2012

CO-RAZONES


No hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza por eso de que sus caderas...
Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da. Pero además la he visto seria ser ella misma y en serio que eso no se puede escribir en un poema.
Por eso, eso que me cuentas de que mírala cómo bebe las cervezas y cómo se revuelve sobre las baldosas y qué fácil parece a veces enamorarse.
Todo eso de que ella puede llegar a ser ese puto único motivo de seguir vivo y a la mierda con la autodestrucción...
todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre.
Pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que ella aparezca de golpe y de frente para decirte, venga, "hazte un peta y me lo cuentas".
No sabes lo que es despertarte y que ella se retuerza y bostece, luego te abrace, y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo.
Así que supondrás que yo soy el primero que entiende el que pierdas la cabeza por sus piernas y el sentido por sus palabras y los huevos por un minimo roce de mejilla.
Que las suspicacias, los disimulos cuando su culo pasa, las incomodidades de orgullo que pueda provocarte son algo con lo que ya cuento.
Quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada, que hace tiempo que escribo los míos.
Que yo también la veo, que cuando ella cruza por debajo del cielo solo el tonto mira al cielo.
Que sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior.
Que conozco su voz en formato susurro y formato gemido y en formato secreto.
Que me sé sus cicatrices y el sitio que la tienes que tocar en el este de su pie izquierdo para conseguir que se ría, y me sé lo de sus rodillas y la forma que rozar las cuerdas de una guitarra.
Que yo también he memorizado su numero de teléfono pero también el numero de sus escalones y el numero de veces que afina las cuerdas antes de ahorcarse por bulerías.
Que no solo conozco su última pesadilla, también las mil anteriores, y yo sí que no tengo cojones a decirla que no a nada porque tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la luna, y mira que hay tontos enamorados en este mundo.
Que sé la cara que pone cuando se deja ser completamente ella, rendida a ese puto milagro que supone que exista.
Que la he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos, y la he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que la puso el camino, y la he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana; no me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo.
Que lo de "mira sí, un polvo es un polvo", y eso del tesoro pintado de rojo sobre sus uñas y solo los sueños pueden posarse sobre las cinco letras de su nombre.
Que te entiendo. Que yo escribo sobre lo mismo. Sobre la misma. 

Que razones tenemos todos, pero yo muchas más que vosotros.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Me dejaría engañar cada noche de mi vida.

Quieres volverme loca. Quizás dejarme sin respiración, hacerme volar para luego cortarme las alas. Hacerme soñar con viajes al otro lado del mundo para luego decirme que no tenga prisa por que la rana se transforme en principe. Dices que ya la has olvidado, cuando estás intentando que yo la borre de tu cabeza o de donde quiera que esté. Desconcertandome. Quizás sea mejor que lo sueltes ahora, que sepa que las noches que nos quedan por pasar tienen fecha de caducidad, que los besos se gastan, y todos esos lugares a los que nos íbamos a escapar se van a quedar tal y como están. Que aunque no lo quiera aceptar, quizás si que seas el amor de aquel verano que se hizo inolvidable. Quizás desaparezcas hasta Julio del dos mil trece... Pero quizás Julio del dos mil trece nos quede demasiado lejos. Quizás los mayas llevan razón y el mundo se acaba. Y ya no habrá mas veranos inolvidables, ni mas ojos verdes que me den los buenos días con besos y sonrisas, ni tiempo para cobrar mis veintiún besos. Quizás las horas están mas que contadas, doscientas dieciséis para ser exactos.
¿Y sabes qué?
Dejaría engañarme cada minuto de esas doscientas dieciséis horas con tal de un beso más.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Septiembre llega para jodernos la sonrisa.

Parece increíble saber que hace ocho horas estaba en mi lugar favorito universal contigo. Contigo y con tus ojos verdes. Ahora son ciento noventa y nueve los kilómetros que separan mis ojos marrones de los tuyos verdes, y para lo que van a ser, ahora son pocos. He vuelto a ese piso en mitad de esta vieja ciudad, con sus ventanas azules y con un poco mas de polvo que cuando me fui hace ya un mes y pico. El suficiente tiempo para darme cuenta de como han cambiado las cosas. Como cuando hace dos meses mi corazón daba bocanadas de aire por otros labios. Como tenía de claro cada punto y cada coma de esa historia de la que ahora no quedan ni las intenciones. De como el malo malísimo está a años luz de mi sonrisa. De como había planeado cada segundo, y ahora ni te echo de menos en Septiembre, como en los años 60. Lo que echaba de menos, ahora lo echo de más. Y esto es una puta locura. Un adelanto de lo que queda por venir. De las conversaciones pendientes, de los trescientos cuarenta y siete kilómetros que vienen a jodernos, de los reencuentros, de horas de clase y de cafetería, de apuntes y codos, de noches que se convierten en días, de amaneceres por Gran Vía. De contar las horas para volver a verte.

lunes, 3 de septiembre de 2012

El caminar de tu dedo en mi espalda dibujando un corazón.

El mundo se puso patas abajo después de todo aquello. Sin saber como ni cuando acabamos en ese cuarto, escondidos del mundo, sin que nunca llegase a amanecer por no ser capaces de subir las persianas y aceptar que era de día y que tarde o temprano me tendría que marchar. Era el aliento lo único que cabía entre nosotros dos. Y esos ojos verdes los que me lo quitaban. Riéndonos de como hace diez años hacíamos castillos en la arena, y ahora, ahora los hacemos en el aire. Con mas ganas que miedo, intentando parar el tiempo con cada beso en la mejilla. Provocandome ochocientas sonrisas al minuto. Teniendo envidia del tiempo, y de ese maldito Otoño que llega para hacernos desaparecer, y siendo realistas, todo llega, pero si algo tengo claro es que no quiero que esto se pase. Y en aquel instante efímero que tanto intentaba retener, dobló una esquina de mi vida como si fuera la página de un libro que quieres recordar.

domingo, 26 de agosto de 2012

Nunca supimos donde ir.


Parece que el mundo siempre tiene otro plan diferente para nosotros, un alto en el camino. Un desvío, un imposible convertido en posible. Y de repente apareces tú.
Tú y tus ojos verdes, y tu sonrisa, esa por la que todos los veranos espiabas el balcón del molinillo de colores. El no-amor de verano, el que ha pasado contigo todos los Agostos desde hace más de diez años. Ahora esos diez años se resumen en los diez milímetros que separaban tu boca de la mía. Ahora esos ojos verdes lo han puesto todo patas arriba. No hay camino, ni cosas claras, ni ganas de que acabe Agosto. Solo escapadas nocturnas de puntillas de mi cama a la puerta, para que me des el beso de buenas noches, aunque sean las 6 de la mañana. Aunque solo sea un beso, o dos, incluso tres, los suficientes para que tu olor se quede en mi pijama, y sea más fácil dormir.
Aunque tengamos los días contados, aunque no sepamos que algo ha empezado.

domingo, 22 de julio de 2012


­­­­­­Quizás comenzó como comienzan todas las locuras, o las historias de amor de todos esos libros que habías leído: mandando el corazón sobre la razón. Comprando un billete de ida y vuelta a un lugar donde nunca habías estado, para un solo día, y por una sola razón. Me daba vértigo no saber a dónde iba, o porqué había contado una historia paralela en mi mundo para escaparme al suyo, y sin saber cómo, ahí estaba. Entre mi lugar favorito universal y tú. A 300 kilómetros de casa. Perdidos. Donde ni los remordimientos eran capaces de encontrarnos, entre arena y abrazos. Sin dudar, simplemente viviendo, viéndote a través de unos ojos entrecerrados, anulándome todo tipo de pensamientos y de ganas de huir de allí. Evitando que las dudas me congelen y me hagan salir de allí. Esta vez no había fantasmas, ni kilómetros, ni quiero pero no puedo. Solo besos mezclados con sal, aguantando hasta el último minuto, haciéndonos de rogar, o de soñar. Despegando, como todos esos aviones que volaban sobre nuestras cabezas, riendo o sonriendo, pero al fin y al cabo, solo nosotros, incumpliendo todo lo que habíamos dicho, todo lo que habíamos prometido.

+Es una locura...
-Pues bendita locura. 

martes, 17 de julio de 2012

En el fondo todo lo que quiero es verte amanecer.

Nunca me gustó volar en círculos cerrados. Me creí lo increíble, y confíe lo "inconfiable", quizás por verte sonreír. Pero rompí todos esos círculos y conseguí huir lo mas lejos posible. Me recompuse, cacho a cacho, minuto a minuto. Y ahora me encuentro a los pies de otro maldito círculo de mentiras, deseos y prohibiciones. Ahora está en mi mano escapar de ahí, y no dejarme caer, correr, huir, desaparecer. Que no te encuentre. Y que si me encuentras, sea para llevarme al fin del mundo.

lunes, 9 de julio de 2012

Si alguna vez te hice sonreír...

Mejor así. Mejor a 400 kilómetros de distancia, donde las ganas se queden escondidas. Donde no se repitan los amaneceres en Gran vía. Donde no seamos responsables de nuestros actos y no tengamos que darle explicaciones a nadie. Mejor así, sin complicaciones, sin quiero pero no puedo. Mejor sin ataduras, ni promesas, ni futuro. Mejor que no haya un nosotros, ni si quiera un tu y yo.
Hazme caso. Mejor así.
¿Trato hecho?

viernes, 6 de julio de 2012

Despertarme y haberlo olvidado todo.

No se a que maldito botón le habrás dado. Pero todo se ha vuelto del revés. Las cosas han dejado de salir bien, y esto va cuesta abajo y sin frenos, y aunque se vea el final, también estas a punto de empezar a ver el principio. Y necesitas parar. Y quizás te lo estés tomando todo a la tremenda, como haces siempre, como eres "experta en". Pero el esfuerzo se ha quedado sin recompensa, la pena ya no vale la pena, y la suerte, la suerte se ha esfumado.
Tienes que seguir, porque quedan tres días, porque una parte de ti quiere lograrlo, pero otra parte ha terminado de rendirse. Las fuerzas se fueron con la suerte, y tú apareces a rato por día para intentar sacarme una sonrisa.
Hoy solo ha habido amagos de sonrisa, pero ya has conseguido mas que muchos. Tampoco ha habido despedida, porque hoy no quería que te despidieses. Solo esos malditos puntos suspensivos que esconden tantas cosas detrás como un "esta noche quédate"...

Escapar juntos de aquí.

A penas han pasado 5 días desde que comenzó Julio, y ya se me está haciendo eterno. El calor aprieta, y los folios que quedan por estudiar son inversamente proporcionales a tus fuerzas. Ya no puedes mas, no tienes ni ganas ni fuerzas, y es que este maldito tercero te ha dejado en la cuerda floja. Y si fuese por ti, te rendirías, ahora mismo, cogerías la salida 118 con dirección a tu lugar favorito universal, te pondrías esa canción que te vuelve loca a todo volumen y verías atardecer al volante. Deseando llegar, sentir ese olor a mar, pasar las noches en vela, estar en el paraíso, despertarte y haberlo olvidado todo, y dormir, dormir hasta que me duelan los sueños. Pero como dicen "tu eres de las que no se rinden". De las que sigue luchando aunque esté todo perdido, de las que hace posible lo imposible, de las que regala su ánimo a los demás para que nadie se quede perdido.
Pero ya no tengo ni ánimos, ni fuerzas, ni nada. Esto se acaba. Y en unos cuantos días, nos vamos.
Claro que el irse de aquí significa dejar algunas historias inacabadas, significa no saber que va a pasar dentro de tres meses cuando vuelvas, significa que tendrás que darle al pause durante unos días, y que pase lo que tenga que pasar, de otra manera no tiene sentido, porque ni puedo ni lo quiero controlar.

domingo, 1 de julio de 2012

No quiero.

El típico "no quiero necesitarte porque no puedo tenerte" cobra mas sentido que nunca. Claro que no quiero quererte, no quiero necesitarte, ni echarte de menos. E incluso a ratos siento que esos momentos contigo ya los he vivido, con otro. Y no puedo. No puedo volver a caer en el mismo error, no puedo volver a tropezar con la misma piedra. Tu me lo dijiste "no soy malo, pero si un cabrón". Y yo soy la típica que se enamora de los cabrones, la típica masoca que le gusta estrellarse contra el muro una y otra vez creyéndose invencible, la típica que cree que verás la luz y te presentaras en mi puerta y viviremos un final feliz.
Pero se te olvida que los finales nunca son felices.

sábado, 30 de junio de 2012

 Yo creo que no hay que romper parejas, no hay que causar ese dolor. Asumes que algo es imposible y... te apartas. 

jueves, 28 de junio de 2012

Solo dime porque sigues queriendo huir, porque sigues buscando donde no está.

En ningún momento quise que se repitiese la historia, sin cambios en el guión, con un final por conocer y con un principio demasiado idéntico al anterior. Hubiese firmado por no repetir aquella historia. O por recuperar solo las sonrisas y los besos, los momentos felices. Hacer otra historia con todo lo bueno de aquella solo que sin ti. Solo con el.
Pero quieras o no los fantasmas del pasado siguen escondidos en el armario de tu habitación, el miedo, la desconfianza y las mentiras hicieron mella, y se quedaron ahí estancadas. Impidiendo recomponerte y volver a creer. No crees que esto acabe bien, no crees que el vaya a dejar el mundo por ti, no crees que todo vaya mas allá de unas cuantas noches de alcohol en vena.
No crees. A nadie, ni si quiera a el.


Y huyes, no se hacia donde, para que no te encuentre, para que no se repita la misma historia de siempre.


martes, 26 de junio de 2012

¿Por qué todo lo que queremos está prohibido?

Nunca he tenido demasiado claro nada de lo que tengo, llegué a esta ciudad dando tumbos, sin saber muy bien de que se trataba, avanzando por el camino que me habían marcado. Cumpliendo los planes, las promesas, y las reglas. Siempre tan correcta. Siempre tan perfecta.
Ahora ya conoces esa ciudad a la perfección, ya sabes donde perderte, y que hacer para encontrarte. Conseguiste volver a atrás y descruzar esa linea. Pero ahora vuelves a estar en ese límite.Otra historia, con otro príncipe que no es príncipe, que solo quiere verme despertar, para luego marcharse, que se conforma con robarme todos los besos que pueda.
Pero tu no quieres solo eso.
Y mientras dices que no con la cabeza, pero a la vez te pones ese vestido azul que un día conociste. Vuelves a querer romper las reglas, tentada a robarte la cabeza, o aún mas, el corazón, demostrándote que el mundo es un poco menos malo cuando nos perdemos entre autobuses y amaneceres.

Y vuelvo al principio. Donde todo empezó, y donde no quiero acabar.

sábado, 23 de junio de 2012

"El hecho es que no hay ni una sola persona en la que confíes lo suficiente como para dejar que se acerque a ti. Y el gran problema de el es que a ti...a ti te encanta.  El es el único chico que te vuelve loca"

¿Dónde empieza y dónde acabará el destino que nos une y que nos separará?


De repente te encuentras rodeada de todos ellos, en mitad de la playa, brindando entre cervezas y tintos. Personas que conociste cuando apenas tenías doce primaveras y no tenías ni la mas remota idea de lo que era la vida. Ahora, con veinte primaveras, o casi veintiuna os reis de todos aquellos momentos, de los que os hicieron llorar y ahora os hacen llorar de la risa, ver como todos hemos crecido, como somos futuros policías, psicólogos, farmacéuticos… e incluso algunos ya ocupan su primer trabajo. A penas éramos unos críos cuando nos conocimos, y casi diez años después volvemos a coincidir, a reírnos de la vida, a volver al pasado, a imaginarse entre esas paredes verdes y blancas, a recordar a todos esos compañeros, profesores. Un paseo a los recuerdos, que por unas horas, hacen olvidarte del presente, de los exámenes interminables, de los amores improbables, y de los nuevos amigos que comparten tu vida. Y por un momento echas de menos todos aquellos momentos, aquellos días que se hacían interminables, y ahora los ves tan lejanos, y de repente añoras esas escaleras interminables, el camino de vuelta a casa, los recreos en aquellos bancos, los amores de pasillos, las cartas sobre amistades que nunca fueron de verdad. Excepto la de esas seis personas, que casi diez años después han vuelto a reunirse para reírse de la vida, de nuestra vida, de la que tuvimos en común.
Y de repente volveis a tener doce años, y al igual que entonces, no os importa lo que vaya a pasar mañana, porque por aquellos días solo os conformabais con que llegase la hora del recreo.

viernes, 15 de junio de 2012

Que si me acuerdo solo puedo sonreír...

El invierno se está acabando. Aunque ya de invierno no quede nada, ni si quiera los recuerdos, solo ese miedo que el maldito invierno nunca se lleva. Cada vez queda menos para volver a CASA, para pisar tu lugar favorito universal, para estrenar ese bikini rojo, y no dormir en las noches de verano. Quizás eso sea lo que aún me mantiene con vida, saber que ya queda menos, que el maldito tercero se acaba, que llega cuarto, y cada vez queda menos para acabar esta aventura que a ratos es una puta locura y otras cuantas mas una auténtica putada. Pero sobrevivimos, rodeados de apuntes, de fórmulas y de litros de agua que acaben con ese maldito calor que entra por la ventana por la que salen los días. Por la que miras ese cachito de cielo que se deja ver entre los edificios queriendo escapar de una vez por todas de ahí.
Quizás quede lo peor, peor a pesar de todo, te llevas lo mejor. Y es que este año has ganado tanto, que el karma te ha devuelto lo que te debía y con creces. Con hechos, con momentos, o con personas que han conseguido sacarme las mejores de las sonrisas, ellos, que hacían de los días grises los mejores del año, los que han reído y llorado contigo, los que estaban sin estar, los que aparecieron cuando no había nadie mas y se quedaron.
Por ellos, y solo por ellos, salvaría este maldito tercero.

jueves, 7 de junio de 2012

A veces no es suficiente con quererse.

Todo es como una maldita montaña rusa. Como si un día el pasado estuviese tachado y otro día a flor de piel. Como si de tanto intentar odiar no has podido dejar de sentir. Días que te da igual que el malomalísimo te rompiese el corazón, porque por una milésima de segundo estarías dispuesta a perdonarlo todo. Y días en los que das gracias de que todo lo que está pasando no te pase a ti. Días en los que echas de más, y días en los que aún sientes sus ojos clavados contándote mil historias mientras te hacías la dormida. A ratos en los que dejas de querer, y a otros en los que volverías días atrás para intentar arreglar lo que hiciste mal. Para convencerte de que si hubieses tragado mas mierda de la que tragaste todo llegaría a buen puerto. Queriendo odiar sin dejar de querer. Pintando historias encima, borrando recuerdos con besos ajenos, recomponiendote pedazo a pedazo. Dejándote caer, para luego, volver a subir. Escribiendo cartas en servilletas, en tu diario, en tu piel a la vez que intentas borrar tu propia historia. Queriendo echarte de mi vida. Intentar entender por qué apareces cuando mi mente dice que no y el resto de mi cuerpo dice que si. Devuélveme las alas. Ayúdame. Ayúdame a olvidarte, a olvidarnos, a olvidarme. ¿Y si en vez de querernos tanto hubiéramos probado a querernos bien?. ¿Y si...? ¿Y si...?
Nunca lo sabremos.
Vete ya.

domingo, 27 de mayo de 2012

Yo cansado, tu perdida.

Y en una milésima de segundo decides que tienes que escapar, que necesitas salir de estas cuatro paredes. Con mil salidas de socorro y sin poder coger ninguna, solo una. Una que da al mundo. Una ventana azul, que quizás no de al mar, pero es azul, quizás no este rodeada de verde, pero da a un árbol que va floreciendo tímidamente, con miedo a que el invierno vuelva a arrancarle las hojas, y deseando que llegue el verano.
En una ventana donde al menos puedes ver un cachito de cielo, donde los Domingos, solo se escuchan todos esos pájaros que callan el resto de la semana, o a lo mejor no callan, y somos nosotros los que vivimos demasiado deprisa como para escucharlos. Un lugar que has descubierto después de tres años aquí, intentando escapar, y al menos una parte de ti lo consigue, y por fin puedes respirar tranquila. En un rincón de tu mundo. Donde nadie te puede encontrar.

viernes, 25 de mayo de 2012

Me atropellas sin corazón en toda la razón.

Apenas hace una semana volvías a casa a las nueve de la mañana, con los tacones en la mano, los ojos negros de tanto reír y los pies bailando sin parar. En pleno centro de esa ciudad que todavía no ha acabado de conquistarte, en hora punta, cuando la gente sale de casa con café en mano y con prisas de comenzar la rutina, mientras que tu, tu sigues bailando, en plena calle de Gr, con solo unos ojos mirándote, o quizás algunos mas, pero al fin y al cabo que mas da. Seguro que se morían de envidia. La misma envidia que sientes ahora de aquella felicidad transitoria, de lo fácil que era deshacerse del mundo, de lo sencillo que era sonreír, besar y bailar. Preguntándote cuanto tiempo crees que podré bailar sobre tu mano.

Hasta que aquel autobús número once me llevase de vuelta a la vida real. Y entonces todo vuelve a ser como cuando querías escapar. Volver a ese banco y volver a volar.
Pero aquí sigues, inventando una huida, para no perderte entre tanta mentira.

jueves, 24 de mayo de 2012

Pero mañana sal a bailar.

Odio los días raros. Esos que no sabes muy bien como empiezan, que no están marcados por la rutina de clases y de vuelta a casa cuando comienza el medio día.
Días en los que no hay guión, ni horas, ni pautas. Días que empiezan al revés, en los que a momentos tienes ganas de comerte el mundo y en otros solo quieres desaparecer, quedarte encerrada en ese coche, poner la música a todo trapo y quedarte en el asiento de atrás donde los cristales están tintados y el mundo no te puede ver.
A ratos tu mente te salva llevándote dos meses por delante, o en las peores ocasiones te juega una mala pasada haciendo que todo vuelva a la superficie y las heridas vuelvan a sangrar.
Y todo se empeora cuando no puedes parar de llorar, y ni si quiera sabes porqué! Cualquiera pensaría que estamos locas y solo nosotras sabemos la verdad. Pero solo puedes resignarte, y llorar y llorar, y dejar de ser fuerte, y ponerte la película mas triste del mundo, comer hasta que te duelan los dientes, meterte debajo de la manta mas grande que tengas y hacer que las sábanas blancas acaben negras de secarte tus ojos con ellas. Y llora lo que quieras, que ya tendrás tiempo de recuperarte. No siempre podemos ser valientes. 
Y llorar, eso no nos hace peores personas. Nos hace humanos.

martes, 22 de mayo de 2012

Que os den por donde mas os duela.

Al final todo vuelve a ser igual. La has vuelto a cagar. Y otra vez has vuelto a confiar. Confiar. Confianza. Palabras que hoy en día no tienen ningún peso en este mundo, los mas ilusos lo hacemos, confiamos, ¿para qué? para ser felices durante esas milésimas de segundo en las que hemos querido confiar, para no dejar de sonreír, aunque a penas sean dos o tres horas, o lo que dura una mentira. Las que acaban cayendo por su propio peso, al igual que los mentirosos, aunque estos, tarden mas en caer.
Confías por miedo a no hacerlo y equivocarte, y quieres creer que todo es verdad, que las mentiras no tienen cabida en este mundo cuando en realidad, son el motor. Y da verdadero asco.
Asco de confiar en alguien, de creer, de cerrar los ojos, de dejarte llevar, de darte la vuelta y estar seguro que nada va a pasar.
Pero pasa, siempre pasa. Y entonces ya es tarde, porque dan donde mas duele.
Y perdonar se perdona. Pero olvidar, no se puede olvidar.


lunes, 21 de mayo de 2012

Despertarme y haberlo olvidado todo.

Al final no sabes como ni porqué pero te encuentras en el mismo sitio en el que empezó todo aquel desastre de tu vida. Vuelves al sitio del que partiste, solo que con otra persona diferente, sin ojos verdes, pero con la misma sonrisa que hace que pierdas el norte. Con el. Con la misma persona que había criticado todos los actos del otro. El que no entendía que vi en el y como pude volverme loca por alguien así. El mismo que no entiende en que momento me deje llevar por todas esas mentiras sin lógica. Y al final hizo lo mismo que el. Mentir.
Basar todos esos besos en mentiras, para que no acabaran, mintiendo para que no me fuese a casa, para que al día siguiente esperase. Pegando patadas al sol, para no dejarme ir.
Vuelves a mirar a tu alrededor, y todo es exactamente igual, con las mismas mentiras, y sigues siendo esa tercera persona, la que espera como una imbécil a pasar al primer puesto. La que se choco con trescientos muros, a la que le rompieron el corazón en tantos cachitos que ni ella misma era capaz de encajar. Y de repente llegas tu, a ayudar a recomponerlo. ¿Para qué? ¿Para que una vez que consigas que vuelva a ser el mismo volverlo a destrozar? Como si de un juego se tratase.
Como os gusta enredar las cosas, probar lo prohibido, tirar la piedra y esconder la mano. Como os gusta mentir. Y como os jode que os pillen.
Y lo peor de mentir no es que mientas, es que ya no sabes cuando dices la verdad.
Pues lo siento, pero no pienso volver a estrellarme con ese muro que tantas veces acabo conmigo.


domingo, 20 de mayo de 2012

En contra de toda lógica.

Y entonces es cuando la vida empieza a despegar. Cuando dejas de encasillarte, de quedarte esperando eso que nunca va a pasar o por lo menos por ahora. Al final todo cambia, por muchos muros que levantes o por muchas veces que digas "no es posible". Hasta que decides seguir, por otro lado, haciendo que todo sea mas fácil, sacrificando ciertas cosas por ciertas sonrisas. Reir. Reír hasta levantarme al dia siguiente con agujetas en la tripa, besar sin importarme el mundo, gritar sin pensar en quien pueda oírme, y pedir perdón por los errores que cometí un dia. Cerrar definitivamente esa herida y negarme a abrir otras similares. Ese sitio se parece mucho del que vengo y por cual me dejaría la piel para no volver. Como si ese principio ya lo hubiese vivido, y no quiero que vuelva a ser. Los besos se acaban a las ocho. Lo firmamos en el contrato. Donde quedaba prohibido esperar cualquier cosa, por pequeña que sea.
Ya no importa nada. O no quieres que te importe. Pensar que es diferente es corroborar lo imbéciles que somos las tias cuando aparecen los no-principes en nuestra vida mientras que le damos patadas en el culo al principe de verdad.
Bah. Siempre igual. Dices que no, te enamoras, te da la patada y lloras.
Pero esta vez no. Esta vez no hay principio ni final ni nada. Esta vez la historia es al revés. Yo ya no lloro. Y menos por mentiras. Ni por pies sin cabeza.


domingo, 13 de mayo de 2012

Viviendo rápido para no pensar.

Y cuando frenas te das cuenta de las cosas. Cuando sales de tu mundo durante cuarenta y ocho horas, para respirar aire limpio, aunque sea caliente, aunque te sobre hasta la piel por culpa de los cuarenta grados que hace en pleno Mayo. El mundo esta loco. A lo mejor somos nosotros los locos.
Lo que te decía, es que al final te das cuenta que las cosas no están en el mismo sitio, que de nada sirvió hacerte la sorda y la ciega, porque al final explotas. Y todo cambia. Ya no llueve, tus prioridades dejan de serlo, y ya no te enamoras. Personas que solo estaban en tu vida para rellenarla pasan a ser personas imprescindibles, y otras caen por su propio peso. Los que estaban siguen estando, aunque a veces sea sin estar. La vida ya no duele tanto. Y con alcohol en vena el mundo se ve mucho mas fácil. Y sonríes, por lo que tienes, porque otros no tienen ni la mitad.
Y aunque a veces parezca que todos los días son Lunes no es así. Habrá días que el sol brille mas en otra parte, que todo el mundo vaya en tu contra, e incluso que ese día te toque ser la mala malísima de la película que no hace nada bien.
Sin embargo hay días en los que dejas de ser la amiga de la protagonista, y comienzas a crear tu propia historia, recolocando, cambiando las posiciones, aireando el pasado y renovando el día a día. Luchando por sobrevivir sin hacer que sea una tortura. Solo, una aventura mas. Como las mil y una noches.



viernes, 11 de mayo de 2012

Que no dejas que te quieran, solo quieres que te abracen.

Tú, la chica de los ojos del color de la cocacola, la que sonríe a las sonrisas, y sueña con conquistar el mundo. Tú que necesitas a alguien que te recuerde que tu puedes contra gigantes y monstruos, que saliste nadando, a contracorriente y con los huesos de cristal. Tú que necesitas que tus historias vayan a cinco kilómetros por hora para no marearte, para disfrutarlas, que buscas al hombre perfecto, y cuando lo encuentras no lo quieres. Tú que vivirías a base de principios, de cal y arena, de tira y afloja. Tú que sueñas con vivir al lado del mar, o sobrevolar la Torre Eiffel y desaparecer en París. Tú que cuando estas con ellos solo puedes sonreír. Tú, que aunque no siempre caíste de pie conseguiste levantarte, con la cabeza alta. Tú. Serás como la última y mejor versión de ti.

lunes, 7 de mayo de 2012

Despertarme y haberlo olvidado todo.

Dicen que lo que nos hace fuerte en esta vida es tener la capacidad de levantarnos después de cada golpe, de no rendirse, de poner la otra mejilla. Que la fortaleza se mide por las sonrisas que finges al día cuando en realidad lo único que quieres es huir de allí. Coger la salida 118 que te lleva a casa, olvidarte de esta ciudad donde se ha instalado el invierno y no quiere irse ni a patadas. Escaparte, desaparecer, y dejar de ser fuerte pos un momento, porque no puedes mas, porque los sueños se gastan, y ya no quedan ilusiones que te ayuden a dormir. Porque has salido herida de las mil batallas que libraste, menos que muchos otros, pero herida al fin y al cabo. Y necesitas parar. Poner el contador a cero, recordar cual es el motivo por el que estas aquí, porque a veces, como dice Joaquin Sabina, nos sobran los motivos, pero en momentos como ese me faltan.
Hasta que aparecen. En forma de personas. De tus personas. De las que no van a dejar que te hundas después de haber llegado hasta aquí. De las que formarían una barrera en la salida 118 para impedirte todo intento de huida. De las que te recuerdan porque estás aquí.
Y por ellos, intentas sobrevivir, hasta mañana.


viernes, 4 de mayo de 2012

El corazón me pide vacaciones.

Intentas no pensar, dejarte llevar, que tus pies bailen al ritmo de la música, y que en tu cabeza no quede ninguna historia que te haga volver atrás. Intentas amarrarte el corazón, ponerte varios caparazones, uno por cada vez que te rompieron el corazón. Intentas que esta vez sea diferente, consciente de que los besos se acabaran cuando salga el sol, al igual que Cenicienta deja el baile a las doce, los besos se acaban a las ocho...
Y los días pasan, y esperas sin querer esperar, aunque no sabes muy bien el qué. Creyendo que conoces sus pensamientos, cuando ni si quiera aciertas con los tuyos.
Buscamos un poco de emoción. Sin promesas que cumplir, con palabras de esas que después se olvidan con el sol.
No hay un nosotros. Ni tampoco un tú y un yo. Dando patadas al sol. Olvidándonos de todo lo haya ahí fuera.
Solo existe el tiempo, que acaba cargándoselo todo.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Quisiste ser universal.

¿Te acuerdas cuando hace aproximadamente un año tenías el corazón roto en tantos cachitos que jamás pensaste que se arreglería?
Que te pensabas que eso iba a ser para siempre, que el dolor no se iba a ir, y los recuerdos tampoco. Que siempre ganaría lo bueno, y que estabas dispuesta a borrar la mano.
¿Recuerdas cuando te quedabas por las noches dormida en el sofá por si aparecía?
Jamás pensaste que lo superarías hasta que no apareciese alguien que te lo sacase de la cabeza o aun mas difícil, del corazón. Y pasaban los meses y solo aparecían "aspirantes a" y conforme ibas descartando posibilidades iba aumentando el convencimiento de que era el y nadie mas.

Ya han pasado muchos días, muchas noches y muchas tardes. Han sido muchos los días que han llovido como aquella noche de Marzo. Y se puede decir que aún no ha aparecido nadie que me haya robado el corazón, y aún así, en contra de toda lógica, ya no eres tú. Ya no estás tú. Desapareció todo resquicio de vida y recuerdos en mi vida de nuestra no-historia. Y se acabó. Sin clavos que saquen a otros clavos, sin segundas partes, sin puntos y finales. Se acabó. Por mi, lo conseguí, yo sola. Y creo que nunca olvidas del todo a alguien hasta que no lo haces por voluntad propia.

Que te vaya bonito, que no te vaya mal, y que el tiempo te deje donde tengas que estar.

domingo, 29 de abril de 2012

Y el corazón por estrenar.

Ahora estás en casa. Ya puedes oler el mar al abrir la puerta. Ahora tienes a cien metros a tus cuatro ángeles, y estás bajo el mismo techo que los héroes de tu vida.
Pero sigues igual. Lloras. Y no sabes porqué, y tampoco quieres que te lo pregunten, y eso te basta. Porque si lo hiciesen no contarías la verdad, no sabrías por donde empezar a hablar, porque ni si quiera sabes por donde empezar a sentir.
Quizás todo se deba a todos los pasos en falso que has dado estos últimos meses, a todas las veces que callaste al pepito grillo, a todo lo que esperas, pero no llega, y cuando llega, no es.
A como cambian las cosas, y como desearías que no lo hubiesen hecho.
A como te pierdes, y nadie te encuentra.

sábado, 28 de abril de 2012

Jugando con fuego al menos no te ahogas.

Siempre nos pasamos el tiempo esperando, esperando que ocurra esto o aquello, que pase el tren, aunque nunca lo cojas. Esperando. Y esperando.
Desesperando de esperar. Hasta que dejas de hacerlo. Hasta que ya no esperas nada ni a nadie. Hasta que dejas que las cosas ocurran por acción del universo. Hasta que de esperar, perdiste medio corazón en el camino y tus alas no volvieron a volar. Por esperar, por esperarle. Desesperaste. Y ya no esperas, ni a el ni a nadie. Sin excepción a la regla, tu misma debes ser esa excepción, que no cumple las reglas.
Con veinte primaveras a penas puedo decirte que la vida no espera, que o corres o te pillan, que a Caperucita se la comió el lobo por mucho menos. Por confiar.
No quiero decir que vayas por la vida con espada en mano matando putas y dragones. Simplemente que tengas la armadura a mano, para ponértela cada mañana, y quitártela cada noche, hacerte vulnerable, y dejar de estar en pie de guerra. Olvidarte de luchar y de pensar. Y sentir. No pensar, y actuar. Hasta que amanezca, hasta que vuelvas a coger ese autobús que te saca de tus sueños para llevarte a la realidad cada mañana. Para que veas que el mundo es mucho mas horrible de lo que pensabas, de que las personas, pueden llegar a ser el arma de destrucción masiva mas grande del mundo, pero que afortunadamente, esas personas solo son una pequeña parte, que con suerte, se van quedando en el camino, para quedarte con los que esperan. Con los que te esperan. Con los que por ellos, vale la pena coger ese autobús cada mañana.

domingo, 22 de abril de 2012

Sácame de aquí, que no puedo respirar...

Ni si quiera ha empezado la semana y tu ya estas deseando que termine, ya estas con los ojos negros, escuchando canciones que en lugar de sacarte de la mierda te hunden aún mas en ella. Harta de todo lo que te rodea, cansada de dar mas de lo que recibes. Tus piernas no pueden sostener el peso de tu vida, y tu corazón...tu corazón hace tiempo que no late como antes, porque al igual que cuando rompes algo, por mucho que intentes pegar los trocitos después, nunca vuelve a ser el mismo.
Te bajaste no sé en que parada. Y sigues sin volver a la vida. Hay algo en ti que no va bien, y odias darte cuenta, y solo quieres gritar, pedir ayuda, y que alguien te de la solución. Buscas pero no encuentras, miras pero no ves. Vives pero no sabes el qué.
Miedo. Inseguridades. Socorro. Pena. Desilusión. Desesperanza. Olvido.
No sabes que ocurre. Porque tu vida solo se llena de cosas horribles. Porque sientes que todo se te va de las manos, que personas que estaban ya no están, que gritas, pero nadie te escucha. Que quieres salir de aquí pero todas las puertas están cerradas, a cal y canto. Ya no quieres reír. 
 Y ahí fuera no se oye el ruido del mar. Esto no es CASA.
Barco de papel.

Vuelas no sé hacia donde solo desplegando las alas.

Si leemos entre lineas, el mundo se encarga de gritarnos que dejemos de provocar las cosas, de intentar accionar el mundo. Que no nos damos cuenta de que el mundo se acciona solo, que las cosas ocurren únicamente cuando sales una noche a tomarte unas cervezas con unas amigas para intentar olvidar lo pérdida que estás. Sales y te encuentras. Y lo encuentras. Y todo se vuelve borroso.
Solo eres una chica en un bar que conoce a un chico en un bar. Engañada por las apariencias y calada por su sonrisa. Colorada hasta el último centímetro de tu cuerpo, no por estar cantando esa canción a voz en grito, ni porque parezca una escena de esas de las películas. Si no porque ahí está. Mirando.
Aunque ni si quiera sabes si es a ti. Pero lo buscas. Y buscas su mirada, su sonrisa y su voz. Nunca nadie te hizo temblar con su voz, y mucho menos con una canción.
Disimulando. Borrando. Planteándote y planeando todo lo que tenga que venir. Prometiste que no lo volverías a hacer. Que dejarías de hacer planes.
Y mira, justo cuando dejaste de planearlo, aparece.
¿Quién? No lo sé.



jueves, 12 de abril de 2012

Prenderé fuego al colchón que reventó nuestros otoños.

Quizás estemos condenados a odiarnos, a autodestruírnos. A querernos en secreto, a ser el subconsciente del otro, a ser la persona en la que piensas cuando no quieres pensar. Condenados a no poder querernos, por no saber, o por no intentarlo. Prefiriendo tocar el infierno con los dedos, lanzarse en caída libre a la vida real, encontrarse pérdida, y no encontrarse hasta que no nos encontremos. Condenados a olvidarnos sin ni si quiera habernos amado. Condenados a olvidar todas esas noches que no pasamos juntos, todos esos abrazos que perdimos en el camino, y todos los te quiero que jamás llegaron a salir. Separando nuestras vidas, sacándonos a patadas: tu de mi y yo de ti. Condenados a no poder borrar la marca de tus dedos en mi piel, a descubrir las heridas cuando tus ojos se claven en los míos. Condenados a separarnos, sabiendo a ciencia cierta, que jamás podremos olvidarnos.
Si nunca te hubieses cruzado en mi camino, hubiésemos estado condenados a encontrarnos.

Que si no es en otra vida, yo ya no te puedo querer.

viernes, 6 de abril de 2012

A veces sobran reflejos, a veces falta valor.

Los días tristes dieron paso a las siguientes tres estaciones, sin darte cuenta eras un año mayor, y ni te acuerdas de que ya tienes veinte primaveras. Volviste a aquellas calles empedradas, a tus sitios favoritos. Delante de una taza de café a las 5 de la tarde, escribiendo todo aquello que te pasase por la cabeza...siempre tenías otra cosa en la cabeza..
Últimamente solo tenías la sensación de estar buscando. De buscar sin saber si quiera lo que quieres encontrar. Convencida de lo que no quieres encontrar, pero pérdida. Aún así, ahí sigues, pérdida, donde nadie pueda alcanzarte, donde la felicidad es un modo de vida, y tu sonrisa, el motor. No queda hueco para más, y hace ya tiempo de la señal, de los fracasos, y los celos.
Quizás la vida te enseñó a no esperar, a no hacer caso al corazón, a no romper las reglas...Quizás...
Pero ¿qué es la vida si no esperas nada, si solo acatas ordenes de la razón y nunca sacas los pies del tiesto?
Pues yo te lo digo, una auténtica mierda.

jueves, 5 de abril de 2012

Nos queda el presente, que ya es suficiente.

"Los restos del naufragio quedaron esparcidos, o desaparecidos, o rotos. Es lo que tiene surcar los mares en barcos de papel. Y no sé si fue amor o ganas de arder, el caso es que si lo piensas, tampoco fue tan bonito. Sólo fue. Como todo en esta vida. Y cuando un soplo de aire trajo hasta mis oídos tu nombre, el día se tiñó de amargo. Yo, que te buscaba en los ojos de todos los desconocidos del metro, ya no te busco, por si te encuentro. Que tatué nuestra historia en una estrella, me vendería por venderla. Me vendería por borrarme. Y ya no te busco, por si te encuentro. Por si estás. Que si tú, yo no. Que si ahora apareces, me voy. Como antes te fuiste tú, como en realidad también me fui yo. Las cosas graves nunca importan al final (hablando en clave, para disimular). Me escapé, lo reconozco; y las cosas que han pasado, yo me las he buscado. Me aguanto. Y ahora te echo de más, porque no soporto el peso de cargar con tu nombre en mi espalda; no soporto el peso de ti. 
Sólo fue. Y lo que fue, ya no es más."

martes, 20 de marzo de 2012

Muerde el agua por mi.

Es el mejor momento del día. Cuando el agua resbala por tu cara, tapándote los oídos y haciendo que solo se escuchen tus pensamientos, que todas esas dudas, historias de humo, ilusiones, y esperanzas se vayan por el sumidero. Intentando no pensar, ni sentir, y mucho menos esperar. Tratas incluso de sacar el pasado a paseo para evitar enfrentarte al presente. Intentando no volver a caer el la trampa, poniéndote un doble acorazado con cien mil tornillos para que no sea capaz de entrar. A lo mejor ni son necesarios. Quien sabe.
Yo lo quiero saber.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Me enseñaste que ser fuerte vale mas que ser valiente.

A veces no somos conscientes de todo lo que pasa a nuestro alrededor. Nos olvidamos de lo que hay, y de lo que no, de los que están, y de los que se fueron para no volver. Ellos, los que se fueron, o por lo menos, los que ya no podemos ver. Y es cuando ves fotos, videos, y ves esas caras llenas de vida, de besos, de sonrisas. Momentos únicos, irrepetibles, que echas de menos, y que darías todo lo que tienes en esta vida para rememorarlos.
Ahora ya es tarde. Siempre es tarde. Los humanos tenemos esa capacidad innata de llegar tarde siempre. De no llegar a tiempo, de dejarlo para mas tarde, de no decir "Te quiero" o "te echaré de menos" a tiempo.

Ya han pasado veintisiete meses desde que no pronuncié aquel te quiero, o aquel te voy a echar de menos. Y ahora te echo de menos mas que nunca, y te quiero como a nadie, y es una pena que ya no lo puedas escuchar. Aunque se que lo sabes. Porque se que estás, porque apareces cuando te llamo, y me das la mano cuando lo necesito, porque eres mi ángel de la guarda, y tu me das las alas para volar. Porque desearía que estuvieras aquí solo para volver a verla sonreir, para que vuelva a ser ella, porque cuando tu te fuiste, parte de ella se fue contigo, y no sabes como os extraño, a los dos, con vuestros besos, vuestros abrazos, demostrándole al mundo que el amor existe, y que vosotros erais mi mayor ejemplo de ello.

Aún no entiendo como, ni cuando, ni porque. Sigo sin verlo justo, y sigue pasando el tiempo, pero tu no vuelves. Y cada vez que llamo a tu puerta, no es tu respiración la que escucho al otro lado.
Porque ya, no somos veintidós...

Te quiero, mucho, muchísimo, por siempre y para siempre...