domingo, 8 de junio de 2014

Let me go.

Déjame ir. Deja que me vaya. Que se acabe. Que nos perdamos, que me pierdas. Que no vuelva. Que escribamos el final.
Déjame (sobre) vivir.
No quiero que vuelvas si no es para quedarte, no quiero que vengas, sueltes un par de migajas y te vayas, no quiero esperarte, que me mires desde el otro lado de la barra como si no hubiera nada más. No quiero quererte más, no quiero ni puedo.
Y no sabes como lo he intentado, como me he autoconvencido de que volverías,
de que esta vez sería, serías, y seríamos diferentes.
Pero es imposible.
Que los imposibles también existen.

domingo, 1 de junio de 2014

Has destruido todo lo que te rodea, has espantado a todo el que se te acercara a jurarte amor eterno, has puesto bombas, derribado muros y has llorado por todas esas ruinas. Has dejado que entren hasta el fondo de tu vida y lo desvalijen todo. Te has autodestruido, y has dejado que el te destruya con solo mirarte, le has otorgado ese poder, por el simple hecho de ser capaz de reconstruirlo todo con un abrazo.
Has esperado que vuelva, que te quiera, que abra los ojos, pero cada vez que vuelve solo es para volver a destruirte, y esa forma de querer es una mierda, créeme.
Es de locos querer a alguien y destrozarla para hacerselo saber. Es de locos esperar a alguien que solo duele, por el mero hecho de creer que es el único que puede hacer que deje de doler.
Pero hay corazones por ahí dispuestos a arreglar(me) el mundo, a no destrozarme para quererme, a no quererme sin decirlo, a no dejar que el orgullo gane todas las batallas.
La cuenta atrás a comenzado, podría contar los días que quedan para hacer esa maleta verde por última vez y a la mierda tú y la ciudad más gris del mundo.
Ya no podrás romperme.

Y adivina quien va a ganar esta vez.