domingo, 13 de mayo de 2012

Viviendo rápido para no pensar.

Y cuando frenas te das cuenta de las cosas. Cuando sales de tu mundo durante cuarenta y ocho horas, para respirar aire limpio, aunque sea caliente, aunque te sobre hasta la piel por culpa de los cuarenta grados que hace en pleno Mayo. El mundo esta loco. A lo mejor somos nosotros los locos.
Lo que te decía, es que al final te das cuenta que las cosas no están en el mismo sitio, que de nada sirvió hacerte la sorda y la ciega, porque al final explotas. Y todo cambia. Ya no llueve, tus prioridades dejan de serlo, y ya no te enamoras. Personas que solo estaban en tu vida para rellenarla pasan a ser personas imprescindibles, y otras caen por su propio peso. Los que estaban siguen estando, aunque a veces sea sin estar. La vida ya no duele tanto. Y con alcohol en vena el mundo se ve mucho mas fácil. Y sonríes, por lo que tienes, porque otros no tienen ni la mitad.
Y aunque a veces parezca que todos los días son Lunes no es así. Habrá días que el sol brille mas en otra parte, que todo el mundo vaya en tu contra, e incluso que ese día te toque ser la mala malísima de la película que no hace nada bien.
Sin embargo hay días en los que dejas de ser la amiga de la protagonista, y comienzas a crear tu propia historia, recolocando, cambiando las posiciones, aireando el pasado y renovando el día a día. Luchando por sobrevivir sin hacer que sea una tortura. Solo, una aventura mas. Como las mil y una noches.