domingo, 29 de abril de 2012

Y el corazón por estrenar.

Ahora estás en casa. Ya puedes oler el mar al abrir la puerta. Ahora tienes a cien metros a tus cuatro ángeles, y estás bajo el mismo techo que los héroes de tu vida.
Pero sigues igual. Lloras. Y no sabes porqué, y tampoco quieres que te lo pregunten, y eso te basta. Porque si lo hiciesen no contarías la verdad, no sabrías por donde empezar a hablar, porque ni si quiera sabes por donde empezar a sentir.
Quizás todo se deba a todos los pasos en falso que has dado estos últimos meses, a todas las veces que callaste al pepito grillo, a todo lo que esperas, pero no llega, y cuando llega, no es.
A como cambian las cosas, y como desearías que no lo hubiesen hecho.
A como te pierdes, y nadie te encuentra.