Quizás solo quede aguantar con el corazón en un puño, cantarte a voz en grite que te estaré guardando un lugar por si apareces
Y mientras mi cabeza da por sentado que ha perdido la poca cuerda que le quedaba, el corazón late ansioso, ruborizándose al escuchar tu nombre, chirriando en los momentos mas inoportunos, recordándome lo que un día no fuimos, preguntándome que fue de aquel beso que no te di el día que aquella bomba nuclear me estalló en las manos y de la cual aún estoy recogiendo los pedazos.
E intento saber porque cojones no puede volver a latir como hace el resto del universo, porque no dejas de aparecer y desaparecer aún estando a kilómetros de besos, de empujarme al vacío, y mientras yo sigo saltando, pero tu no estás. Y esto es un suicidio en toda regla, un kamikaze, una inmolación por voluntad propia, y mi cabeza me grita que huya, en dirección opuesta con la quinta marcha, y sin espejo retrovisor.
Pero mi corazón sigue por ahí suelto, buscando
No quiero quererte, ni esperarte, ni buscarte, ni recordarte.
Solo quiero que al fin termine de acabar.
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