Es el mejor momento del día. Cuando el agua resbala por tu cara, tapándote los oídos y haciendo que solo se escuchen tus pensamientos, que todas esas dudas, historias de humo, ilusiones, y esperanzas se vayan por el sumidero. Intentando no pensar, ni sentir, y mucho menos esperar. Tratas incluso de sacar el pasado a paseo para evitar enfrentarte al presente. Intentando no volver a caer el la trampa, poniéndote un doble acorazado con cien mil tornillos para que no sea capaz de entrar. A lo mejor ni son necesarios. Quien sabe.
Yo lo quiero saber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario