sábado, 17 de noviembre de 2012

Lo imposible solo tarda un poco más.

Siempre recurrimos a ese "es imposible" cada vez que nos enfrentamos a las adversidades. Si nos paramos a pensar las veces que hemos dicho, "es imposible" perderíamos la poca cordura que nos queda.
Imposible era pensar que la gente perdería su vida por no poder pagarla. Imposible creer que la gente rebuscase en la basura para llevarse algo a la boca. Era imposible pensar que todo se volviese gris.
Y tú, tu también te creíste imposible. Era imposible que aquel corazón volviese a latir, y lo hizo. Era imposible que aquellos ojos verdes amaneciesen al otro lado de la cama, y pasó. Era imposible sobrevivir a aquel primer año, y lo hiciste, como igual de imposible pensabas que iba a ser aguantar mas de unos días fuera de CASA, y mírate, ya llevas casi cuatro años.
Quizás deberíamos dejar de hablar de imposibles, y en caso de no poder mordernos la lengua, hablar de improbables.
Pero si algo has aprendido de todos esos muros contra los que has chocado, es que no hay nada que sea imposible, sólo que tener el coraje suficiente para enfrentarte a ello supone que no todo sea de color de rosa, porque sabes que vas a llorar, y decides autoconvencerte pensando que es imposible. Pero sabes que no. Y es que todo tiene su momento, y su lugar, que llegará un día en que perderás tanto la cabeza por alguien que los imposibles serán posibles. Llegará un día en que te des cuenta del poder que tienes de hacer posibles lo imposibles. Porque lo imposible, solo tarda un poco más.