viernes, 6 de abril de 2012

A veces sobran reflejos, a veces falta valor.

Los días tristes dieron paso a las siguientes tres estaciones, sin darte cuenta eras un año mayor, y ni te acuerdas de que ya tienes veinte primaveras. Volviste a aquellas calles empedradas, a tus sitios favoritos. Delante de una taza de café a las 5 de la tarde, escribiendo todo aquello que te pasase por la cabeza...siempre tenías otra cosa en la cabeza..
Últimamente solo tenías la sensación de estar buscando. De buscar sin saber si quiera lo que quieres encontrar. Convencida de lo que no quieres encontrar, pero pérdida. Aún así, ahí sigues, pérdida, donde nadie pueda alcanzarte, donde la felicidad es un modo de vida, y tu sonrisa, el motor. No queda hueco para más, y hace ya tiempo de la señal, de los fracasos, y los celos.
Quizás la vida te enseñó a no esperar, a no hacer caso al corazón, a no romper las reglas...Quizás...
Pero ¿qué es la vida si no esperas nada, si solo acatas ordenes de la razón y nunca sacas los pies del tiesto?
Pues yo te lo digo, una auténtica mierda.

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