viernes, 26 de abril de 2013

Si solo han sido 21, y han sido maravillosos imagínate todos los que nos quedan por delante.

No todos tenemos una sonrisa en nuestra vida.
Si, una sonrisa, de esas que aparecen cuando quieres deshacerte del mundo a patadas. Cuando no encuentras motivos que expliquen porque sigues aquí. Una de esas que te hacen sentir la persona mas suertuda del mundo, de esas que siempre están, sin "reproches", sin "peros", sin "luego hablamos".
De esas que aparecen con kilos de chocolate un miércoles a las 5 de la tarde para levantarte el ánimo cueste lo que cueste. De esas que te hacen olvidarte de pensar y por un momento dejas de pensar con la cabeza y le haces caso a tus pies.
De esas sonrisas que esconden tantas cosas maravillosas que muy poca gente es capaz de ver y de apreciar. De las que siguen sonriendo aún cuando nadie lo hace, de las que solo descansan de puertas hacia dentro, aunque no debería de ser así.

Yo si. Yo tengo la suerte de tener la sonrisa más maravillosa del mundo. Y hoy hace veitiún años que Dios quiso ponerla en mi camino, o a mi en el suyo, y es uno de los mayores milagros que he visto a día de hoy.
Y es que fue la primera. La que siempre estuvo, desde cuando incluso no sabía ni pronunciar estás palabras,  la que me vió crecer, caerme, hacer remolinos en la piscina, de las que jugaba a las tienieblas de la noche, o cuando nos dormíamos a las cuatro o cinco de la mañana hablando de todos esos príncipes (sin saber que nos saldrían rana). De las que te agarran la mano para que se te vaya el miedo a volar. De las que forma parte de tus locuras y tu de las suyas. De las que hace de paracaídas, y de tirita. De las que nunca falla. De las que lee mis pensamientos y hace de diario, la única que sabe la verdad. De las que me quiere pase lo que pase.
Cumpleaños, días de playa, piscina, noches en vela, meriendas interminables, sábados por la noche, despedidas de nuestro ángel de la guarda, navidades, reyes con regalos en común, días de escondernos del mundo, aeropuertos, montañas del diablo, frío, chocolates calientes, burrikins, días de bebernos las calles y bailar hasta hacernos mayores.
Hasta que de repente llegan los 21. Y nada tienen que ver con los 20, ni con los 19, y los 18 quedan ya tan lejanos...
Y eso es lo maravilloso de cumplir años. Que cada año es diferente. Aparecen nuevas personas, y perdemos a otras, se acaban proyectos y se inician sueños, creces, aprendes, tomas decisiones y aparentas que eres un adulto. Pero 21 es muy pronto para jugar a ser adultos, PETER sigue rondando por tu cabeza, y a pesar de las risas que cause tu inocencia, eso te hace enorme.
Que no te de pena cumplir años, porque gracias a ello eres la gran persona que eres ahora.

Gracias por ser mi sonrisa. Por regalármela durante 21 años.
Te quiero aunque a veces se queda corto.

sábado, 20 de abril de 2013

Nada es para siempre.

Las relaciones, las amistades, los para siempre, los te quiero, las cartas, los sueños. 
Todo acaba rompiéndose tarde o temprano. En la mayoría de las casos por confiar en que nunca pasaría, pero nada es para siempre, y eso no lo sabes hasta que lo vives. Hasta que anhelas lo que un día tuviste, pero se rompió, hasta que buscas lo que antes tenías, pero se perdió.
Las personas van y vienen eso es cierto, los ángeles vuelan, y a veces gastas el número de recuerdos por crear, y ciao mon amour!
Confundes superar algo con olvidarlo, como si por dejar de mirarlo dejase de existir. Como si nunca hubieses querido con locura, como si al mirar esas fotos no echases algo de menos y la nostalgia te encogiese el corazón. Como si por estar a dos mil kilómetros de distancia no existieses. Como si en dos meses no volvieses a aparecer en mi vida.
Pero la vida consiste en tener la suficiente inteligencia como para saber que dejar atrás sin arrepentirte cuatro pasos mas alante. Consiste en decidir, en elegir, en anteponer felicidades, 
¿la tuya o la de los demás?.
Y te aseguro que es una suerte si la de los demás es la misma que la tuya.

Por eso quizás debamos de aceptar que el pasado sigue tal cual los dejamos, con todos los momentos bonitos que salen a flote en los momentos mas inoportunos y todas las putadas que pinchan en el corazón, y que a ratos nos hacen retroceder cuatro de cada tres pasos dados. Todos perdonamos, pero olvidar es cosa de otra vida, lo roto, roto está.
Haberlo pensado antes de lanzarlo en caída libre a la nada, 
como hice yo con tantas cosas, 
como hice yo conmigo misma,
como hiciste tú con todo aquello que te dí.
Y ahora tengo vértigo incluso estando con los pies en el suelo.

jueves, 4 de abril de 2013

Ya verás.

Que yo te vi primero y sobraba lo demás...
Sobraron los quiero pero no puedo, sobraron los besos guardados por si volvías a darme tus mejores noches. Sobraron las mariposas y los cometas que estallaban en mis ojos cuando aparecías para hacerme sonreír. Sobraron el "yo creo" y el "quizás". Sobraron las palabras atravesadas en mi garganta por miedo a entrar en contacto con el aire. Y ahora sobran los recuerdos. Sobra mi subconsciente que aprovecha a partir de media noche para hacerte aparecer en contra de mi voluntad.
Pero con el tiempo aprendes que los recuerdos no se borran.
Que las mariposas se durmieron hace meses y viven con miedo a despertar.
Los besos guardados se caducaron por no darlos intercalados con aquellos "quédate" que intentaban retenerte cinco segundos mas a mi lado y ahora ordeno todas esas palabras listas para salir en un orden diferente quizás al de hace miles de noches.

Y creo que entonces salté tan alto que volé,
en mil pedazos,
y quizás tu te hayas llevado alguno de esos pedazos, pero siguen faltando piezas, trozos de un corazón malgastado por los años, y con unas ansías locas de enamorarse antes de que vuelva a aparecer tu sonrisa a la vuelta de la esquina e inconscientemente sigo guardándote ese lugar por si apareces, pero conscientemente desaparecería si vuelves aparecer. 
Aún no he encontrado una teoría que explique mi manía de echarte de menos los meses impares y de más los meses pares,
llámame loca,
pero creo que sobrepase los límites de la cordura, y créeme que eso me da mas miedo que tú.
Otorgarte esa importancia que demostraste no tener el día del desastre de mi vida me hace odiarte aún más, y preguntarme ¿qué coño hiciste para hacerme creer que de verdad podía volar?.
Me mataste, y ahora vivo esperando a alguien que no me haga creer que puedo volar, sino que me haga volar.

Ya sabes que en este juego nunca podemos ganar los dos.