lunes, 20 de mayo de 2013

Te olvidaste Abril en el ropero.

De repente llega Mayo, y Abril sigue guardado en el ropero.
Cualquiera diría que es Mayo, quizás un Mayo con complejo de Octubre, o aún peor, de Noviembre.
Vuelve el frío y las nubes han secuestrado a Lorenzo. Yo sigo tachando días del calendario, buscando corazones como el que busca colillas pisoteadas y tiradas en el suelo esperando que alguien las vuelva a hacer arder.
Lo peor es cuando tachas un día y te das cuenta de los pocos que quedan para que vuelvas a aparecer. Por un momento me había olvidado de ti, y respiraba felicidad. Y ahora, antes de dormir fantaseo cómo será tu vuelta a la ciudad más gris del mundo, cómo querrá el destino que nos volvamos a cruzar, para reírse por enésima vez de mí. Me pregunto si habrás conseguido querer a alguien tanto como yo te quise a ti, si habrás caído en la cuenta de que nunca quise hacerte daño.
Me pregunto si habrás echado cabeza, o corazón. Si seguirás regalando amor a los cuatro vientos, si echarás de menos volar sobre dos ruedas.
Me pregunto si te acordarás de mí, o simplemente sigo siendo la segunda de muchas. Si me arderá el pecho cuando de repente te cruces en mi rutina, o en su defecto, me dará lo mismo.
Y ambas cosas me aterran por igual.
La primavera está tardando mucho en llegar, y cuando más tarde ella, más tardarás tú, y mientras yo puedo seguir respirando felicidad.
Casualidad que esa jodida historia de amor también se escribiese un 21 de febrero.
Yo también puedo escribir una jodida historia de amor, solo hay que cambiar nombres y finales, sobre todo finales.
Pero no pudimos ser. Y que tu vuelvas a aparecer no es sinónimo de que el destino quiera darnos una segunda oportunidad, en todo caso, quiere seguir riéndose de nosotros.
Yo seguiré odiándote por todo lo que no dijiste,
o por todo lo que no me quisiste.
Pero ya sabes que no podemos ganar los dos.
Prefiero seguir buscando colillas,
y sobreviviendo a base de caladas de felicidad.