domingo, 22 de abril de 2012

Vuelas no sé hacia donde solo desplegando las alas.

Si leemos entre lineas, el mundo se encarga de gritarnos que dejemos de provocar las cosas, de intentar accionar el mundo. Que no nos damos cuenta de que el mundo se acciona solo, que las cosas ocurren únicamente cuando sales una noche a tomarte unas cervezas con unas amigas para intentar olvidar lo pérdida que estás. Sales y te encuentras. Y lo encuentras. Y todo se vuelve borroso.
Solo eres una chica en un bar que conoce a un chico en un bar. Engañada por las apariencias y calada por su sonrisa. Colorada hasta el último centímetro de tu cuerpo, no por estar cantando esa canción a voz en grito, ni porque parezca una escena de esas de las películas. Si no porque ahí está. Mirando.
Aunque ni si quiera sabes si es a ti. Pero lo buscas. Y buscas su mirada, su sonrisa y su voz. Nunca nadie te hizo temblar con su voz, y mucho menos con una canción.
Disimulando. Borrando. Planteándote y planeando todo lo que tenga que venir. Prometiste que no lo volverías a hacer. Que dejarías de hacer planes.
Y mira, justo cuando dejaste de planearlo, aparece.
¿Quién? No lo sé.



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