jueves, 4 de julio de 2013

Si quieres a alguien no quieres que sea INfeliz.

Esas palabras seguían retumbando mi cabeza mas fuerte que nunca.
Mucho más fuerte que cuando los vecinos ponen la radio para el resto del vecindario y a mi me desquician, más fuerte que las noches que suena esa canción que nos vuelve locas en nuestro garito preferido de Alm, más fuerte que cualquier bomba atómica
o que todos esos relámpagos que atraes.
De repente los recuerdos pasan como los fotogramas de una película, y yo preparo mi mejor vestido para cuando vuelvas a aparecer.
Y mientras se me enfría el café,
no eras de los que hacían esperar, más bien eras de los de aparecer por sorpresa o de los que avisaba cinco minutos antes de tocar al portero, "oye, que voy a verte" y a mi no me daba tiempo ni a quitarme el pijama, pero tu ya conocías todas mis facetas, y te reías de todas ellas.
La cuenta atrás ha comenzado, y aunque lo más probable sea que tenga que ser Septiembre para volverte a ver a aparecer, una parte de mi espera disipar todas estas malditas dudas antes de irme al lugar favorito universal.
Mientras, vivo, o sobrevivo intentando que el corazón pierda la memoria, aún sigo esperando olvidarme de algo que ni siquiera se si llegó a pasar. Pero en algún trozo del camino perdí un cacho, una parte de mí, algo que me impide avanzar sin dejar de pensar en qué momento explotó todo por los aires.

Pero siempre aparece esa doble moral, ese subconsciente, esa voz en off, que repite una y otra vez que ya nunca será igual.
Que nosotros no somos los mismos.
Que ya no nos quedan las siete vidas, quizás cuatro o cinco.
Que ojalá me pienses como yo te escribo, aunque nunca lo sepa, aunque nunca me lo digas.


Jodidos amores imposibles inventados.