jueves, 3 de octubre de 2013

Jaque mate.

Quizás está claro que el destino no quiere volvernos a encontrar, que hace lo posible por no vernos, y nosotros porque si, siempre me gustó romper las reglas, contigo, siempre, aunque luego doliese.
El caso es que casualidades nos pierden de vista, y nosotros aprovechamos cuando nadie ve para taladrarnos con la mirada, para soltar caricias a escondidas como si hubiésemos exterminado al resto de la humanidad.
Y quizás sea cierto eso que dicen de que no quiero olvidarte.
Que por alguna razón que se me escapa de las manos no quiero borrarte. Quizás porque es demasiado para hacer como que nunca sucedió, quizás porque sigo esperando el final de los finales, y me aterra que llegue, y que tú te vayas con él, y que entonces no sea para siempre, que tú no seas el amor de mi vida, y yo ya no sueñe contigo.
 ¿Dónde se guardan todas esas cosas?
o mejor dicho
¿dónde se queman?.
Mientras tanto el orgullo sigue siendo el protagonista de todo este desastre,
yo no voy,
porque quiero que seas tú el que venga,
y tú no vienes
por si no estoy, o no sé, no sé porque no vienes, el caso es que no vale clavarme los ojos hasta tocar fondo, (ahí, donde siempre, donde solo tú lograste llegar)
 y luego nada.
Solo sueños, temblores de corazón, tsunamis en el estómago, y miedo hasta en la punta de los dedos.
No quiero quemarte.
No quiero quererte.
No quiero borrarte.

Pero me vas a dejar sin alas.

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