martes, 22 de octubre de 2013

Llueve sobre mojado.

Ya te dije que atraías los relámpagos, y tú sin hacerme caso, diciéndome que prefieres volar, pero se te olvida que con las alas mojadas apenas se pueden levantar los pies del suelo.
Ya te dije que era imposible, y tus ojos, esos si que son imposibles.
Como imposible es escapar de aquí, de ti, de los recuerdos, de tu voz pronunciando mi nombre, y de mis dedos comenzando a temblar. Y de las sonrisas que se escapan si no estoy alerta.
Yo hago como que no te conozco, como si de verdad me hubiese olvidado de las siete letras de tu nombre, mientras que tú repites el mio, de principio a fin.
Todos los billetes de ida sin vuelta me parecen pocos para hacer que te largues de aquí,
para que desaparezcas,
para que te borres.
Y solo quedan nueve días para que llegue Noviembre, y yo no estoy preparada, y menos para un Noviembre contigo por aquí rondando, doblando las esquinas de las calles y de mi corazón, tropezándome de golpe con tu puta sonrisa sin armadura y sin refuerzos.
Será que no hay mejores sonrisas por ahí dispuestas a amanecer al otro lado de mi cama.
Será que todavía no se cómo tapar la tuya.
Será que ya no llueve, y tú ya nunca estás.

Créeme, no puedo más.

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