sábado, 22 de marzo de 2014

El amor es un juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño.

Siempre es más fácil quedarse,
quedarse callado, parado, quieto, dentro de los límites que hacen que sea más fácil quererte que olvidarte.
El problema es cuando sobrepasamos esos límites.
Cuando lanzamos piedras contra nuestros respectivos tejados para gritarnos:
"oye, que estoy aquí".
Pero se nos olvida que no hay tejados,
que las piedras duelen como balas,
que nos matamos a golpes en vez de matarnos de amor.
Que jugamos a matar.
Y el problema de jugar a matar, es que solo puede ganar uno.
Y el amor no es eso.

Créeme que no.

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