jueves, 8 de agosto de 2013

Todavía me pregunto cómo te fue tan fácil largarte. Por qué después de todo no tuviste los cojones de salvar ni una mínima parte de aquel desastre. Cómo te fue tan fácil deshacerte de todo, largarte sin mirar atrás.
Yo que dormía al otro lado de la ventana, esperando escucharte aparecer, sabiendo que volverías. Creyendo que lo harías.

Pero no volviste. Y yo no me lo creí. Una parte de mi sigue detrás de esa ventana, viendo pasar los otoños, y los inviernos. Esperando verte aparecer.
Y es curioso como yo no quiero esperarte, y como jode esperar cuando no sabes ni que esperas. Como jode pensar que no me piensas, saber que no me buscas, que no me esperas. Que tu estás a diez años luz y yo sigo en el centro del desastre, recogiendo los trozos, escondiéndome para que no me pregunten si es que todavía te quiero, por miedo a no saber que contestar,o por terror a que la respuesta sea no y entonces saber que la espera no ha servido de nada.
No quería que me dejases paz para que estuviese bien, quería estar bien para ganar todas esas guerras.
Para que ganásemos.

Ahora ya no queda nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario