Siempre dicen que cuando una herida escuece es porque está curando, que el tiempo lo cura todo, que un clavo saca otro clavo, y que hay besos que sanan las heridas.
Y yo me lo creí.
Igual que te creí a ti.
Igual que nos creí a los dos.
Pero es mentira. Todo eran mentiras.
De repente me di cuenta de que ya nunca estabas, y me aterré. Y no me lo creí. Supe que volverías, que yo volvería a caer,
¿cómo no ibas a estar si yo te convertí en el amor de mi vida?,
¿cómo no ibas a volver se te sobrevaloré tanto que sobrevolamos el resto del mundo?.
Imposible creer que desaparecieron los restos del naufragio, que ya no llueve, y todo vuelve a estar en su sitio, como antes de que tu llegarás. Que ya no huele a ti en el salón, ni mi almohada, ya no recuerdo tu voz. Ni recuerdo porqué me quedé, porqué volví.
Quizás incluso mueras de ganas por volverme a ver, y yo muero de ganas de que no vuelvas. Y cuando menos me lo espere quizás vuelvas a aparecer, y volvamos a empezar, o quizás me de cuenta de que al otro lado de ese hilo rojo no estás tú, y yo llevo años escribiendo que sí.
Desapareciste, y aparecías en los momentos mas inoportunos, aún sin estar, me tropezaba con tu nombre, con tus fotos, o con tus palabras. Con tus "te quiero, aunque no me creas". Quizás el problema esté en que sí me lo creí, o en que cada vez que escriba la palabra mentira en el buscador de una forma u otra aparezcas tú.
¿Puedes creerte que probé decenas de clavos?, que pasaron miles de días, que robe besos y besos, pero no curaba. Solo escocía. Pero no curaba. Y yo te quería, no se porqué pero lo hacía.
Y te convertí en mi destino, en la historia sin acabar, en el final de los finales, en el príncipe que rescata a la princesa.
Pero nunca fuimos príncipes, si a caso bellas y bestias, la mala y el bueno. Tú tenías un paracaídas bajo la manga para llegar a tierra sano y salvo, mientras que yo seguía planeando, hasta que la gravedad hizo el resto. Los restos del naufragio acabaron en la basura, y los recuerdos están gastados de tanto usarlos.
Ya solo queda verte aparecer y no volver a temblar.
Y es que no me dí ni cuenta, pero ya nunca estabas.
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